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LA MENTIRA II

La mentira es una especie de llave secreta que nos lleva directamente al mundo interno. Goza de mala prensa porque atenta contra la comunicación y distancia a las personas. Luego veremos a qué me refiero con esto. Pero si uno pude abstraerse por un minuto de este juicio de valor y enfrentarlas, nos puede decir mucho sobre nosotros mismos .
La mentira es una parte habitual de la conducta humana, un recurso universal que alcanza incluso a otras especies.
La mayor parte de los adultos miente en su devenir cotidiano, ya sea como recurso para obtener algo, o para no perderlo, o simplemente como manera de embellecer o disimular algunos aspectos poco atractivos de la realidad. Según Watzlawick hay una “realidad inventada”

Claro que si la mentira o el ocultamiento se convierte en una práctica habitual, o bien hay una mentira que centra la vida del individuo , como es el caso de los secretos familiares , las consecuencias para la salud pueden llegar a ser graves. Dice al respecto Perla Pilewski, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
“Una vida tejida con una trama de mentiras y ocultamientos equivale a una vida no saludable, con consecuencias psíquicas y somáticas, porque implica sostener ideales de bienestar a costa de un profundo miedo y una gran desconfianza en la propia capacidad para enfrentar las cosas”.
Por otra parte si alguien jamás hubiera mentido, en caso que eso fuera posible estaríamos frente a alguien que todavía no se ha individualizado como persona. La mentira individualiza al niño , lo separa de su madre en tanto sujeto diferente a ella . Nos dice el Dr. Hugo Ruda : Cuando un niño descubre que puede mentir y la madre no enterarse, realiza la experiencia de separación que le permite saber que él no es ella y en ese mismo momento la palabra se transforma en “su palabra”, es decir en el único medio del que dispone para establecer su relación con el otro sabiéndolo otro. DE ahí que los padres festejen de alguna manera la picardía del niño de decir una “mentirilla”.
La mentira nos pertenece, es absolutamente personal, íntima. La mentira nos discrimina del otro, y también nos define.
A partir de la mentira podemos descubrir las intenciones, los temores, los sueños de una persona.
Mentimos por muchas razones: por conveniencia, odio, compasión, envidia, egoísmo, o por necesidad, o como defensa ante una agresión… pero dejando al margen su origen o motivación, no todas las mentiras son iguales. Las menos convenientes para nuestra psique son las mentiras en que incurrimos para no responsabilizarnos de las consecuencias de nuestros actos. Y las menos admisibles son las que hacen daño, las que equivocan y las que pueden conducir a que el receptor adopte decisiones que le perjudican. Concluyamos, por tanto, que los dos parámetros esenciales para medir la gravedad de la mentira son la intención que la impulsa y el efecto que causa.

Mentimos para no pagar precios, para no renunciar a nada. Para conseguir cosas. Para proteger un mundo de ilusión. Para crear un mundo perfecto.
Mentimos cuando carecemos de recursos frente a una realidad determinada, por eso no son las situaciones las que nos llevan a mentir , sino nosotros quienes despojados de herramientas apelamos a ella para no aceptar una frustración.
Cuando una madre le dice que su abuelo se fue al cielo, para no tener que hablar de la muerte, no lo hace por la nena como pretende, sino por ella, ya que le resulta insoportable la idea de muerte.
Mentimos para no perder, sea lo que fuere que está en juego: estima, honor, consideración, amor, dinero , trabajo, etc
Mentimos siempre por nosotros mismos. Pero pocos son los que asumen esta verdad, en general decimos que lo hacemos por el otro, o porque las circunstancias lo requerían.

EFECTO DE LA MENTIRA EN EL OTRO
Hay quienes son cómplices de las mentira y no quieren descubrirla para no actuar, por comodidad .
Pero lo más común es que nos enoje , nos sintamos heridos por aquel que nos mintió. Se ha roto la ilusión de unión con esa persona que nos ha mentido. Cuando alguien nos miente está demostrando que su mente es de él, que nosotros no tenemos acceso a ella , que es opaca a nuestra vista, y nosotros nos transformamos en uno más , se ha roto la ilusión de cercanía, de no límites que podríamos haber tenido con esa persona.
Por eso las mentiras que más nos duelen son las de seres cercanos. Pensamos que éramos como si fuéramos uno solo, como si no hubiera diferencia entre uno y otro, y la mentira viene a ratificarnos que no es así. Quien me miente es porque me considera diferente a sí mismo, no tan unido como para mostrarse tal cual, para compartirlo, para abrirse. Aunque lo haga porque nos está valorando y no quiera perdernos, aunque lo haga para conservar nuestro amor, aún así ha abierto entre él y yo una distancia , un quiebre.
Reflexionar sobre estos temas tal vez nos permita descubrir mucho sobre nosotros mismos. Qué recursos nos faltan, qué pérdidas no queremos enfrentar, cuáles son nuestras ilusiones, y cuáles las debilidades. Los invito a escribirme a través de mi página y me cuenten qué aprendieron de sus propias mentiras.