EMOCIONES:
Las emociones pueden ser placenteras o displacenteras , pero siempre nos brindan información sobre cómo nosotros en relación con el medio. Por eso deicmos que son adaptativas.
Así como la sensibilidad corporal es imprescindible para el cuidado de nuestro cuerpo, lo mismo ocurre con la sensibilidad psíquica. Si los receptores de calor o dolor no nos avisaran que algo nos está haciendo daño, no sabríamos cuándo apartarnos y cómo evitarlos, que es lo que ocurre en la Lepra, enfermedad donde los receptores sensitivos están destruidos. La comparación , un tanto cruda, trata de concientizar sobre la importancia de utilizar la emoción como información. No disimularla, no ignorarla, aunque sí evitar la reacción inmediata.
Así como retiramos la mano cuando sentimos que algo nos quema, deberíamos apartarnos cuando sentimos dolor psíquico. Apartarnos para tomar conciencia de nuestra emoción, decodificarla, ponerle nombre, identificar las reacciones físicas que ésta conlleva, y a partir de esto elegir una respuesta adecuada.
La cultura nos ha enseñado a tapar las emociones (no llorar, disimular el enojo) o lo que es peor, engañamos a nuestros hijos respecto de lo que sentimos (negamos nuestros dolor, nuestras preocupaciones) sin advertir que los estamos privando de información utilísima respecto a nosotros y la gente en general para que ellos puedan tener una respuesta empática en el futuro.
Reconocer los propios sentimientos y los de los demás, es la clave para desarrollar la empatía.
Ser inteligente emocionalmente, es nada más y nada menos que poder decodificar bien la información emocional propia y de los otros y actuar en consecuencia.
Pero actuar y reaccionar no es lo mismo. Actuamos si tenemos en cuenta la información y elegimos la respuesta adecuada. La reacción es una respuesta instintiva, reducida por lo general a dos únicos caminos: la evitación o la violencia.
Por el contrario para poder actuar en consecuencia a nuestra emoción es fundamental en primera instancia ponernos en contacto con la emoción e identificarla, luego pensar en posibles respuestas de cuidado o protección.
Estamos acostumbrados a manejarnos con cuatro emociones básicas: alegría, miedo, bronca y dolor. Sin embargo cada una de estas incluye muchas otras, saberlo nos será de suma utilidad.
EMOCIONES POSITIVAS:
Alegría, satisfacción, gratitud, emoción, interés, curiosidad, motivación
EMOCIONES NEGATIVAS:
DOLOR: pena, tristeza, angustia, resignación
MIEDO: ansiedad, preocupación, terror
BRONCA: enojo, frustración, envidia, molestia, odio , venganza, irritación, intolerancia, rivalidad, celos, indignación, vergüenza, pudor
Esta es una pequeña lista a modo de ejemplo. Recomiendo a los lectores que hagan su propia lista teórica y luego marquen aquellas emociones que reconocen con más facilidad, probablemente descubran que a menudo las agrupan y reaccionan de manera inadecuada.
La violencia no es más que una reacción de descarga a una emoción desagradable que trae consecuencias nefastas para quien la utiliza.
Si advertimos que la bronca que tenemos responde a la frustración, podemos replantearnos si no podemos reemplazar eso que se nos niega por otra cosa, lo que nos permitirá ejercitar la flexibilidad. Si en cambio se trata de un enojo creado por la conducta de otra persona, es importante que lo comuniquemos a fin de mejorar la relación.
Ponernos en contacto con la emoción, ponerle un nombre que la identifique, ubicarla en el cuerpo (las emociones se manifiestan en lo corporal) , advertir qué efectos desencadenan, darnos cuenta a que ideas está asociado (pensamientos automáticos) y reflexionar sobre las posibilidades que tenemos, nos permitirán elegir una respuesta adecuada.
Veamos unos ejemplos.
ENOJO: diferenciar de otras emociones negativas como (frustración, bronca, envidia, resentimiento, indignación). Localizar la zona del cuerpo donde se expresa. Conectarse con los síntomas que provoca la emoción y dejar que se regularice sola.
Reconocer disparador (injusticia, rivalidad, desvalorización , frustración) y pensamientos asociados ( “ no es justo …” “ no puede ser que no me salga” , “ debería ser el mejor…” “no tolero la falta de ..” )
El reconocimiento de esto pensamientos nos permiten reflexionar sobre las distintas respuestas (dejar de esperar una, situación ideal, aceptar los límites, utilizar el error como aprendizaje, revisar otras opciones que satisfagan).
En caso que se trate de algo relacionado con la conducta del otro, poder precisarlo nos permitirá plantearlo, y si nos tomamos este tiempo de reflexión podremos hacerlo de manera asertiva (ver artículo sobre ASERTIVIDAD)
INDIGNACIÓN: Por lo general está relacionado a situaciones de injusticia. Lo primero que surge es que el mundo no es justo, y la vida tampoco. Cada uno de nosotros tiene un modelo interno de respuesta ideal que por cierto está en estrecha conexión con nuestros valores, pero estos no son universales, cada uno jerarquiza de manera diferente.
FRUSTRACIÓN: Poder reconocer que lo intolerable es la frustración, es decir el no cumplimiento de nuestras expectativas nos permitirá pensar en otras maneras de satisfacernos. Resignar el objeto frustrante, volver a signar nuestro deseo, o dicho en criollo sería (no dar más por el pito que lo que el pito vale), puede ser uno de lso caminos. Otro es buscar algún reemplazo satisfactorio, y ejercitar la flexibilidad. Recordar que el caprichoso, (solo un objeto , y no otro, puede satisfacernos) tiene un pasaporte directo a la frustración y la bronca.
ENVIDIA : Enojo ante la percepción de algo que tiene el otro y a mí me falta. En estos casos es fundamental comprender que lo que duele y enoja es la propia falta, puesta de manifiesto por la comparación con el otro (que obviamente posee lo que yo deseo). Aunque tenga muy mala prensa y la gente se avergüence de este sentimiento es común. Lo importante es poder salir de esta comparación, saber que siempre hay algo que falta, es una realidad inherente a nuestra condición humana, y que aceptarla es parte de nuestro trabajo interno. Otra posible salida es revisar nuestro accionar y ver cómo podemos obtener lo faltante. Creo importante aclarar que probablemente no lo logremos sino aceptamos antes, nuestro límite. Ante el sentimiento de envidia hay que trabajar con las exigencias y los “yo debería tener..”
HUMILLACIÓN: Este sentimiento está emparentado con la desvalorización y ésta con un modelo ideal con el que nos comparamos. Muchas veces es el otro quien nos actualiza esta comparación, ya sea desde alguna crítica o desde la simple encarnación de ese ideal. Si revisamos los pensamientos asociados a este sentimiento encontramos nuevamente el “yo debería..” Las personas sensibles a la humillación por lo general tienen un sistema dual Blanco/negro de evaluación. No hay medias tintas, o uno es el ideal, o el negativo del mismo. Por lo general confunden la parte por el todo. “Si no tengo determinada cualidad, soy un desastre”
MIEDO: dice el dicho que el miedo no es zonzo, o que significa que es una señal de advertencia que regula nuestra conducta. Sin embargo debemos reconocer cuando el miedo es demasiado frecuente, ante situaciones diversas, miedos que otros no tienen, miedos que nos paralizan, miedos que nos transforman en personas evitativas.
Ante este sentimiento es importante la comparación y la escala. ¿A cuántas cosas les tengo miedo? ¿Me impide hacer o enfrentar situaciones o simplemente regula mi accionar? ¿Temo a situaciones que otros no temen?
El miedo puede ser un gran aliado o el peor de los enemigos. Y para diferenciarlo es fundamental reconocer nuestra respuesta. Si es adaptativa, regulada, nos sirve, si es paralizante está perjudicándonos.
PREOCUPACIÓN: La preocupación como el nombre lo indica es algo previo a que ocurra. No nos permite ocuparnos, hacer, porque la preocupación es siempre futura. Esto nos impide descargarla, (las acciones siempre son presentes) por lo que se transforman en fantasmas que crecen en nuestra imaginación. La mejor manera de combatirlas es centrarnos en el AQUÍ Y AHORA.
Hasta aquí he revisado algunas de las muchas emociones a la que habitualmente nos enfrentamos. Invito a los lectores de este artículo a que agreguen emociones y relaten sus disparadores y asociaciones.