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VIOLENCIA FAMILIAR

Si bien la violencia familiar no es mi especialidad, decidí incluir este capítulo por la importancia que tiene el tema, y lo hice después de Exigentes y Escalada simétrica, porque son dos puntos que pueden desencadenar violencia. Donde hay violencia fallan todas las capacidades:

– Autoridad (el que se somete no se siente con derecho)

– Límites ( el violento avasalla a la otra persona y el violentado no sabe frenarlo)

– Capacidad de expresar lo que se siente (el violento transforma en acción sus sentimientos)

– Flexibilidad ( el violento es rígido, no admite que el otro se comporte según su propio pensar o sentir) y por supuesto falla la capacidad negociadora.

Habitualmente se habla de hombres maltratadores, pero no es exclusivo del género masculino. Cierto que en ellos reviste mayor gravedad por la diferencia física que hay a su favor, pero los efectos psicológicos son iguales para ambos sexos.

Cuando la violencia es producto de la escalada simétrica , como su nombre lo indica se da en los dos a la vez, y puede ser física o psicológica. Cuando es producto de la intolerancia en general se da porque uno de los miembros de la pareja tiene este rasgo, y el otro se somete porque lo vive como exigente. Es más frecuente de lo que podría creerse que la violencia pase desapercibida, sobretodo si la víctima comparte el mismo tipo de valores y creencias que el victimario. Son los que traducen el maltrato como «mal carácter» , o lo que es aún peor, como un acto de justicia, y su sometimiento como amor. No es extraño escuchar por parte de la víctima, el siguiente comentario: – » no es malo, en el fondo yo sé que me ama» o » Lo amo demasiado por eso lo aguanto» . Y siempre que la víctima comienza a justificar a su victimario, está en grave peligro de no poder salir de la situación.

Lo que suele confundir es el preconcepto de que la persona violenta es un monstruo, un borracho, un incivilizado. Por eso cuando están frente a una persona seductora, inteligente y por qué no decir querible, se resisten a admitir que pueda ser un violento. Cierto que la violencia no significa maldad, y que es producto de una «enfermedad», pero eso no quiere decir que haya que tolerarla. Por el contrario la mejor manera de ayudar a la persona violenta es poniendo distancia. Sólo así el violento pedirá ayuda terapéutica.

Pero para poder ponernos de cuerdo sobre qué es violencia vayamos a la definición del diccionario:

«..es aplicar la fuerza para vencer la resistencia de una persona o cosa. Tergiversar lo dicho o escrito, y también el estado natural de las cosas …..»

O sea que podemos decir que siempre que alguien desconoce los derechos de otra persona, lo avasalla está ejerciendo violencia.

Si partimos de la base que la pareja está conformada por pares, ninguna de las dos tiene derecho sobre la otra, ni sus pareceres, sentimientos, creencias tienen jerarquía sobre los de su compañero.

Quiero compartir con ustedes un caso de violencia psicológica en el que la víctima no lograba identificarlo como maltrato.

Se trataba de una joven de veintidós años, estudiante de economía que salía con un compañero de facultad. El motivo de la consulta fue un ataque de pánico. Investigando su historia recogí los siguientes datos:

Era hija de una madre depresiva y muy tempranamente debió hacerse cargo de responsabilidades que no correspondían a su edad. Su padre, un hombre «exigente y de mal carácter» esperaba que ella lo resarciera de sus frustraciones familiares. El mensaje era claro: «Espero que no seas una inútil como tu madre» » Si me quedé en este matrimonio fue para protegerte, porque sólo si yo estaba podía diferenciarte de ella y no repetir su historia de debilidad y depresión»

La madre, por su parte, en lugar de ofenderse, agradecía el sacrificio hecho por su marido en beneficio de la hija, y reiteraba el mandato de no imitarla.

La joven hasta el momento había cumplido orgullosa las expectativas que sus mayores le habían impuesto. Era una excelente estudiante, y una trabajadora eficiente que poco tenía que ver con esa mujer apática y pasiva que era su madre.

El problema surgió cuando se enamoró. Sin una buena imagen femenina, y mucho menos de pareja, esta muchacha que aprendió a ser lo que sus padres esperaban en el terreno profesional, no tenía idea de cómo manejarse a nivel femenino.

Hasta el momento, ocupada en salir adelante y desconocedora de sus atractivos dejó la seducción y el amor de lado. Pero cuando se estabilizó en el área laboral y estudiantil, dejó un espacio en su vida para la pareja. Y el que entró fue un joven seductor, perseguido por sus compañeras y famoso por su falta de compromiso afectivo.

En un principio lograr su mirada significó su ratificación como mujer.

•  Jamás pensé que se podía fijar en mi. Me sentí muy orgullosa cuando me encaró. Todavía hoy mi gran desafío es conservarlo. Sé que no tengo experiencia ni un buen modelo de mujer, por eso me desespero.

•  O sea que él es el trofeo que atestigua de tus poderes femeninos. En tanto lo conserves significa que sos buena, si lo perdieras siginificaría que sos como tu mamá.

•  Supongo que algo de eso hay. No lo puedo asegurar, sólo sé que si él me abandonara yo me sentiría insignificante, una perdedora. Por eso le tolero todas sus locuras.

Las locuras a las que ella hacía referencia eran absolutas faltas de consideración para con su persona:

Jamás hacía programa con ella para el fin de semana. Salía siempre y cuando no tuviera algo mejor. En primer lugar estaba su grupo de amigos, sus partidos de rugby, sus noches de naipes, luego su familia, y por último ella.

Si bien aducía compromiso sexual, ella jamás se atrevió a corroborar que sus ausencias respondían a las razones que él acusaba. Y cada vez que ella hacía un reclamo, él la amenazaba con dejar la relación.

•  Por eso siempre me resistí a engancharme en serio. No quería sentirme atrapado. Y tampoco lo voy a tolerar ahora. Así que si no te gusta el estilo de vida que llevamos, es muy sencillo, terminamos y a otra cosa.

Ante esta perspectiva, ella asumía que conocía de antemano las reglas de juego y se sometía a ellas.

•  Sé que la gente no cambia. Yo lo acepto como es. Supongo que no me queda otra, y prefiero aguantar cualquier cosa, antes de quedar sola. La pasamos muy bien estando juntos. Además eso del fin de semana es cultural. ¿Quién dice que las parejas tienen que verse los sábados y domingos? Nosotros nos vemos durante la semana. Es lógico que quiera estar con sus amigos los sábados y domingos. A ellos no los puede ver los días hábiles. Todos trabajan.

Permanentemente lo justificaba. Pasó mucho tiempo hasta que admitió su disconformidad:

•  Me siento muy triste. Es que no le importa nada de lo que yo siento. Si hago algún tipo de reclamo, se enoja y me dice hincha pelota, y si está de mejor humor se burla. Yo sé que tiene razón, pero no soy feliz.

•  ¿Por qué decís que tiene razón?

•  Porque siempre fui hincha, ya me lo decía mi papá. Salí a mi madre en eso.

•  Parece que cada vez que una de ustedes plantea sus necesidades, es descalificada. Como si no tuvieran los mismos derechos que ellos.

•  Es verdad. Tanto mi padre como mi novio se encargan de dejar muy en claro lo que desean, pero si nosotras hacemos lo mismo somos una hinchas.

Esta fue la primera vez que admitía el avasallamiento a que fueron sometidas ella y su madre. En la sesión siguiente se volvió a tocar el tema, y entonces ella se puso a llorar muy angustiada:

•  Creo que nunca la comprendí. Yo también pensaba que ella era una hincha. Admito haber apoyado a mi viejo en sus críticas. Quizás porque era la manera de acercarme a él y sacarme de encima ese papel tan desvalorizado que suponía la feminidad. Ahora que lo pienso me siento horrible.

Debimos trabajar mucho sobre su autoestima hasta que ella se sintiera con la autoridad suficiente como para defenderse y ponerle límites.

En este caso jamás hubo agresión física, ni en la pareja de sus padres, ni en la de ella. No obstante el deterioro psicológico sufrido pro ambas era considerable.

Características de las personas violentas (hombres o mujeres)

•  Son controladoras, exige explicaciones y pretende conocer todo lo que el otro hace, hasta sus pensamientos más recónditos.

•  Vigilan, critican o pretenden que la otra persona cambie desde sus hábitos personales hasta su manera de relacionarse con los otros, tanto cuando están juntos como cuando no.

•  Dan órdenes, formular prohibiciones o amenazas respecto a los espacios propios del otro ( estudios, trabajo, actividades o relaciones amistosas o familiares) y en caso de no ser obedecidos pueden castigar físicamente, con su enojo o silencio hasta obtener lo que desean.

•  No vacilan en desvalorizar al otro en público haciendo escándalos o plantándolo sin ninguna explicación.

•  Responsabilizan al otro de todo lo malo que les sucede en su vida en común, sin hacerse cargo de su parte.

•  No piden disculpas por nada.
•  Hacen comparaciones que humillan.
•  Imponen reglas sobre la relación (días , horarios, tipos de salida) de acuerdo a su exclusiva conveniencia.
•  Obligan al otro a aliársele para enfrentar a los demás.
•  Ante cualquier cuestionamiento acusan a los parientes o amigos de llenarle la cabeza.
•  Intentan separar al otro de sus otras relaciones (familiares, amigos) para poder manejarlo a su antojo.
•  Amenazan con abandonar la relación sino se hace lo que ellos desean.
•  Pretenden ser aceptados tal cual son sin revisar ninguna de sus actitudes.
•  Se niegan a conversar o discutir con franqueza acerca de los conflictos de la pareja.
•  Deciden por su cuenta sin pedir opinión ni consultar.
•  Utilizan el humor para cubrir sus actos de irresponsabilidad restando importancia a sus incumplimientos.
•  Dejan de hablar o desaparecen por varios días sin dar explicaciones.
•  Tienen estallidos de violencia.
•  Utilizan datos del pasado, o lo que conocen de las otras relaciones de su pareja para efectuar reproches o acusaciones.
•  No prestan atención al otro, y con prepotencia aseguran tener más experiencia.
•  Se burlan de los enojos de su pareja.
•  Utilizan nombres, disminutivos, o términos que al otro le molestan para humillar.
•  Están convencidos que sus negocios, ocupaciones o estudios son lo más importante del mundo.
•  Son desconsiderados o violentos al tener relaciones sexuales.

Aunque no se cumplan todas estas características, de haber coincidencia con varias de ellas, hay que prestar atención ya que todas evidencian una falta de reconocimiento del otro como persona.

Veamos ahora qué características tiene el maltratado

•  Persona golpeada, abusada o sometida emocionalmente en la infancia por los padres o personas cercanas. (sobretodo en las mujeres, ya que cuando esto le ocurre a los varones, suele derivar en un maltratante)
•  Perteneció a una familia en la que la violencia era la forma de interacción habitual.
•  Tuvo un padre débil, maltratado, descalificado, humillado por su esposa. (varón).
•  Debió asumir muy precozmente responsabilidades, y esfuerzos propios de un adulto que no corresponden a un niño.
•  Estuvo educado en un hogar o colegio religioso en los que se fomentó el exceso de culpa, los castigos, la rigidez de conducta, la autoexigencia desmedida.
•  Los padres esperaron que ocupara un lugar destacado en la familia y fuera perfecto en lo que emprendiese y jamás llegó a conformarlo.
•  Sus hermanos siempre lo aventajaron y fue comparado con ellos. (varón)
•  Los padres lo mantuvieron en un lugar secundario sin importarle sus necesidades afectivas, o materiales.
•  No se reconoció nunca ninguno de sus logros. Encontraban defectos en todo lo que hacía.
•  Uno de sus progenitores anuló al otro que quedó ubicado en posición de inferioridad y sin autoridad.
•  Le impidieron ir viviendo las etapas de su vida con naturalidad, restringiendo sus salidas, contacto con la gente, conocimiento del sexo opuesto, y se casó para salir de la asfixia paterna.
•  Lo rechazaban cada vez que se acercaba a dar o recibir afecto. No le demostraron cariño, el trato fue siempre frío, distante y terminó por creer que no merecía el amor del otro.
•  Le impidieron manifestar tristeza o enojo. Se sintió obligado a tapar sus emociones sin poder defenderse. Aprendió a desconfiar, sentirse culpable de sus sentimientos o vivencias.
•  Se crió con una madre sacrificada que no concebía el disfrutar de la vida, sólo pensaba en tareas u obligaciones, que no poseía proyectos ni tiempo para sí misma. (mujer)
•  Su padre fue un sujeto patriarcal que ejercía el mando de la familia sin permitir que lo contradijeran. (mujer)
•  Los hermanos varones tuvieron privilegios especiales, fueron los preferidos, obtuvieron mejor trato, más libertad, más apoyo económico, más estimula para estudiar, capacitarse, o trabajar. (mujer)
•  Los roles femeninos estaban muy marcados en la familia, pasividad, subordinación, autopostergación, tolerancia, atención exclusiva de parientes varones, responsabilidad de realizar tareas domésticas.(mujer)
•  No la dejaron trabajar, estudiar, practicar deportes. Sólo jugaba con objetos destinados a las nenas, no iba a ninguna parte sola. (mujer)
•  Lo sobreprotegieron, nunca dejaron que actuara y decidiera por su cuenta.

Como se podrá ver hay características comunes a ambos sexos, y otras específicas.

Ante un episodio de violencia (si la mujer es la víctima)

•  Vaya a un lugar seguro con sus hijos, (parientes o amigos) mientras piensa con calma qué hará en el futuro.
•  Haga la denuncia en la comisaría correspondiente a su domicilio. Si no puede salir, llame a un patrullero, o llame a los vecinos. Haga todo el escándalo posible. El hombre violento se acobarda ante testigos.
•  Lleve un diario en le que registre todas las situaciones de violencia, con fechas y detalles. Deje asentados las denuncias. Retenga los datos de los testigos.
•  Guardar todas las pruebas de violencia, ropa, armas, objetos destruidos.
•  Tómese fotos de las heridas, marcas o moretones.
•  Vaya a un médico para que la evalúe. No desprecie los síntomas de dolor. Pida que la acompañen a atenderse. Diga siempre el origen del daño.
•  No tenga temor de entablar acciones legales. Es una manera de protegerse.
•  No se vea a sí misma como le enseñó su marido, fea, mala, puta, inservible.
•  Si su familia la ayuda, no permita que le den órdenes ni la suplanten en la educación de sus hijos. Tenga cuidado con su tendencia a depender y
•  Si sus amigos o familiares quieren pegarle a su marido, no lo permita, la violencia no se responde con violencia.
•  Si usted teme un próximo ataque, tenga un bolso preparado con documentos, ropa, partida de nacimiento de los chicos, certificados de vacunación, dinero, medicamentos, etc.
•  Irse de la casa en situación de peligro no es abandono de hogar.
•  No tome tranquilizantes, ni alcohol, necesita estar lúcida para pensar y defenderse.
•  No difunda el lugar donde piensa refugiarse. El hombre violento puede ser muy seductor y no es difícil que termine consiguiendo su nueva dirección.
•  Si puede planificar su salida, es mejor. No de información ni indicios para evitar control, amenazas y problemas con el retiro del dinero. Considere que si hay papeles o cosas de valor para poner a salvo, no dude o los perderá. Saque fotocopia de todas los papeles importantes, escrituras, recibos de sueldo, inversiones. Tome nota de los números de las cuentas bancarias, patentes de los autos, direcciones que puedan resultar útiles en un juicio.
•  Haga un inventario de todos sus bienes, propiedades y objetos de la casa, guarde en lo posible las facturas de compra.
•  Abra una cuenta en el banco que solo usted conozca y deposite el dinero que pueda reunir. No vacile, él dejará de darle dinero como manera de controlarla. Tenga presente que cuando usted se vaya él quedará con la casa y su trabajo. Es decir usted es la que está en inferioridad de condiciones. Además usted es dueña de la mitad de todos los bienes gananciales, aún si es concubina. (más de cinco años de convivencia).
•  Si no trabaja, busque un empleo cuanto antes.
•  No firme nada antes de consultarlo con un abogado.
•  Explique a sus hijos con claridad lo que sucede y por qué durante un tiempo no podrán ver al padre. Demuéstreles que entiende que ellos se sientan asustados y confusos. Dígale que está haciendo un esfuerzo por lograr una vida mejor para todos.
•  No ponga en duda de que ellos quieren al padre y lo necesitan, pero aclare que su comportamiento no es aceptable, es peligroso y dañino. No les hable en malos términos acerca del padre. Cuando hable de él describa su comportamiento y sus chicos comprenderán. No haga juicios respecto de él, más bien hable sobre lo que usted siente: Miedo, enojo por lo que el hace. Explíqueles que se equivocó al esperar que cambiara.
•  Si decide mantener en secreto su paradero por razones de seguridad, explíqueles a ellos el por qué de esta decisión. Instruya a sus hijos a que no abran la puerta ni den por teléfono si el padre se presenta o llama. Que aunque tengan miedo deben negarse a obedecer esas órdenes. Tampoco pueden irse con él sin avisarle a usted primero.
•  No se confíe en que el divorcio lo resuelve todo. No le garantiza que él no vaya a golpear la puerta, amenazar o perseguir. Deberá continuar con el alerta.
•  Si sus hijos son pequeños asegúrese de que sepan bien sus nombres completos, la dirección y el teléfono de ustedes y la familia (abuelos, tíos). Hágales una tarjeta con esos datos y con el número de la policía, el abogado. Enséñeles a no abrir la puerta a nadie, y que no digan el teléfono si están solos.
•  Si usted consigue que él se vaya o que sea echado por orden judicial, cambie la cerradura de inmediato.
•  Un hombre violento que ya no vive con su esposa no tiene derecho a ver a sus hijos dentro de la casa. Sí a verlos fuera de ella. Los niños deben ser entregados fuera de la casa, en la puerta o en la esquina de algún lugar previamente determinado.
•  Nunca aceptar hablar con el hombre violento a solas. Tenga siempre algún testigo, y si es posible el encuentro hágalo en la oficina del abogado.
•  No discuta con él, ni trate de calmarlo. Simplemente váyase. Si la llama por teléfono para insultarla o amenazarla, córtele y comunique la situación a su abogado.
•  Si hay algún problema con los chicos o en la casa no se equivoque pidiéndole ayuda al ex marido violento.
•  Los alimentos no son excusa para volver a verse. No acepte tratos de espalda a su abogado.
•  Si hay una audiencia frente al juez, no pelee ni discuta con su marido y no lo interrumpa. Pida la palabra y aclare con firmeza.
•  Si teme que su marido secuestre, maltrate o abuse de sus hijos, explicíteselo al juez.
•  No se desanime porque sus amigos o familiares se ubiquen en su contra. Muchas veces uno se sorprende de las alianzas insospechadas.
•  No olvide los mitos u prejuicios que sostiene su familia por pertenecer a esta sociedad. Ellos pueden temer, o simplemente no querer desprenderse de dinero o comodidades.
•  No se asombre si la familia de su marido no quiere aceptar que él es violento.
•  Si su propia familia la abandona, no se esfuerce en esperar algo de ellos. No permita que la vuelvan a maltratar.

Comprometa a sus hijos por igual, varones y mujeres a colaborar en las tareas hogareñas. Explíqueles que usted no puede hacer todo sola. Deje de lado las culpas irracionales por entretenerse, por disfrutar. Piense que nadie le agradecerá el sacrificio, le perderán el respeto y le exigirán cada vez más. No críe ni mantenga parásitos. Respétese y guarde tiempo para sus necesidades.

Ante la violencia femenina (el hombre o los chicos son víctimas)

•  No devuelva los golpes
•  Exija un tratamiento de familia
•  Escriba todos los episodios de violencia o avasallamiento habidos con usted o sus hijos e infórmele que comenzará un juicio de divorcio solicitando la tenencia de los pequeños. (la persona violenta, lo es con quien tiene a su lado, incluido sus hijos)
•  Guarde todas las pruebas de violencia, objetos rotos o destruidos, tome fotos de los daños físicos y si es posible grabar los hechos hágalo (no solo es de utilidad para un juicio, sino también para que la persona tome conciencia de su actitud. En las mujeres suele haber negación, o descalificación de los hechos ocurridos)
•  Si uno de sus hijos es el afectado llévelo urgente al médico para que evalúe los daños.
•  Denuncie los daños. (No se avergüence )
•  Entable acción legal. (es una forma de protegerse usted y sus hijos, además de hacerle tomar conciencia al otro de la gravedad de lo ocurrido)
•  No tenga vergüenza de hablarlo con su médico o abogado.
•  No deje a sus hijos al cuidado de una madre golpeadora, instrumente las medidas para que alguien de su familia se haga cargo de ellos, hasta tanto se comience el tratamiento.
•  Este capítulo está en gran parte transcripto de uno de la Lic. Ferreira, especialista en Violencia Familiar. No hay casos porque en estos casos los derivo a una especialista.