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QUIERO O NO TENER HIJOS

(Extracto del libro: “Con el reloj en el cuerpo” )

– Si tuviera la posibilidad de esperar, lo haría, pero se me acabó el tiempo, si no elijo este año tendré que despedirme para siempre de la maternidad biológica.

Cada día son más las mujeres que vienen al consultorio con este dilema. Antes a ninguna mujer se le ocurría preguntárselo, no había alternativa, ser madre era lo que la completaba como mujer, lo que daba sentido a su vida. Afortunadamente hoy puedes tener una vida plena sin estar casada o tener un hijo. La maternidad es una posibilidad, un rol pero no la vida de la persona. Hay mayor permiso social para tener un hijo sin pareja y también de tener pareja sin hijos por elección, aunque todavía hay mucha resistencia, sobre todo familiar a este tipo de elección.

Claro que las opciones no vienen solas, traen angustia; elegir es siempre dejar algo fuera. Esto es una regla para todas las elecciones, por eso a muchos les cuesta tanto.

Quizás tú te estés preguntando algo parecido., sólo que esta no es una decisión más, aquí se te juega el futuro, no hay marcha atrás, amén de la culpa que conlleva por la mirada reprobatoria del entorno que muchas veces sigue con un patrón anterior y supone que a determinada edad “deberías” querer ser madre. Sin embargo, no es así. No sientes esa necesidad, hay demasiados caminos para transitar y algunos se te entorpecerían con un hijo, debes tener claro que no sólo puedes, sino que debes elegir con consciencia, por ti y por el hijo.

Elegir para el futuro
Fuimos educados pensando en el futuro al punto que muchas veces de tanto mirar para adelante nos perdemos el hoy. El tema es que la velocidad de cambio es cada vez mayor, por eso quien futuriza corre el riesgo de equivocarse mucho.

Es imposible saber lo que querrás el día de mañana. Tampoco sirve pensar que en el futuro desearás lo mismo que deseas hoy.

No cometas el error de pensar como si la vida permaneciera inmóvil. Estás en permanente movimiento, tanto tú como lo que te rodea. Basta que mires hacia atrás, cinco años es suficiente, recuerda qué cosas te preocupaban, cuáles eran tus objetivos y creencias. Así como tú, cambia el entorno, las costumbres, las modas, las posibilidades. El futuro lo estás construyendo día a día, paso a paso, es consecuencia del presente. Que uno puede arrepentirse después, por cierto, que sí, pero no dependerá de lo que elija sino de la personalidad. Hay personas que siempre desean lo que les falta, otros en cambio entienden que cada opción tiene ventajas y desventajas y cuando eligieron algo no miran hacia atrás. Tratan de disfrutar y sacar provecho del camino que eligieron.

Encima puede que sientas la presión de los familiares que te dicen: “Tienes que pensar para el futuro, es muy terrible la vejez sola”, y seguramente sientes esto como una puñalada. Lo es. Un golpe bajo para el que no tienes respuesta porque todavía no has llegado a esa etapa y quienes hablan parecen tener experiencia.

Sin embargo, la experiencia de ellos no es válida para ti, cada uno debe hacer su camino. El mundo y sus costumbres han cambiado, el concepto de tener “un hijo para la vejez” además de terrible para el hijo, hoy no se sustenta. En primer lugar, los hijos son de la vida, no propiedad de los padres. No vinieron al mundo para acompañarlos, sino para desarrollar su vida. Si están en el país, cosa que podría no suceder, en el futuro, probablemente serán parte de la red familiar y de sostén, pero tal como están las cosas es factible que, aún estando, solos no puedan. Para contener a un mayor se requiere de un dispositivo más amplio.

Hace ya varios años en un curso de gerontología, le pregunté a la disertante, una psiquiatra gerontóloga, si la gente soltera envejecía peor, lo negó firmemente, y agregó. – Todo lo contrario, es gente que está acostumbrada a manejarse sola, es más independiente y suele tener una vida social que muchos de los que enviudan o tienen hijos, no han desarrollado.

Probablemente, muchos de los que esperaron verse acompañados en la vejez por sus hijos, ahora se sienten defraudados porque sus hijos no pueden cumplir con esta expectativa. Un hijo, al igual que una pareja no es un reaseguro para el futuro, sino un vínculo presente. Un vínculo importantísimo que requiere de toda tu energía. No se trata de poner piloto automático y seguir adelante. Si lo quieres mantener vivo habrá que trabajar intensamente en el mismo. *

Un hijo implica muchas cosas, desde dar una continuidad a nuestra genética (prolongarse biológicamente) , tener posibilidades de ejercer un rol (cuidar, criar, formar) , llenar un casillero pendiente (foto que subimos a las redes sociales), reparar nuestra vida dándonos la oportunidad de hacer o tener lo que no tuvimos o hicimos.

Expuestos así algunos de estos motivos parecerán más frívolos y otros más importantes, pero en general están todos presentes. Lo que debes identificar es cuál de ellos es prioritario y cuál no para que la maternidad que siempre implica una exigencia, un correrse de sí mismo, no termine costándote demasiado.

Por eso es importante que te hagas algunas preguntas
¿Me permito elegir otra cosa o debo cumplir con el mandato?
¿A quién le estaría fallando si decido no ser madre?
¿Me gusta ejercer la maternidad?
¿Disfruto de los niños?
¿Es mi manera de trascender?
1 Si no pudieras embarazarte naturalmente, ¿harías tratamientos médicos para lograrlo?
2 Si los tratamientos médicos hubieran fracasado, ¿aceptarías la ovodonación?
3 Si la ovodonación no hubiera resultado, ¿adoptarías?
¿Estoy emocionalmente preparada o considero que lo haría porque sé que estoy quemando los últimos cartuchos?

Las respuestas están en ti, pero es posible que no te lo hayas planteado porque te dan miedo la respuesta.

Muchas veces, lo que tortura es la idea de que tu decisión es definitiva, si fuera el caso, es importante que recuerdes, que eso es válido tanto para tenerlo como para no tenerlo.

Un hijo es para toda la vida, no tiene devolución, así como no tenerlo es una decisión que a determinada altura del partido tampoco tiene vuelta atrás.

Una de las razones por las que queremos tener hijos es para perpetuarnos. A través de la procreación nuestros genes trascienden nuestra finitud. Dependerá de la concepción que tú tengas al respecto, el que deposites esta trasmisión sólo en la biología o incluyes otras maneras tales como la intelectual, los valores, creencias, afectos o una creación de otro tipo. Si lo pones sólo en lo genético, la maternidad biológica será fundamental y probablemente no aceptes la adopción como alternativa.

Esto en sí no es bueno ni malo, pero limita tus posibilidades. De todas formas, no es ese el punto al que deseo llegar sino reflexionar, acerca de si hay alguna otra razón por la que deseas ser madre, o sólo esa. Cuando es así, es bueno tenerlo presente porque el ejercicio del rol podría resultar demasiado pesado. Además, es probable que esto incluya una fantasía sobre la manera de prolongarte, muy específica; es común que las madres sueñen con determinado tipo de vida para sus hijos, por ello te sugiero que respondas las preguntas del ejercicio sobre valores.

Trabajo para realizar:
Valores o prioridades


Tienes que responder las siguientes preguntas:
Cuando piensas en tener un hijo, cuáles son las imágenes o ideas que se te presentan:
a) ¿Te ves a ti misma cuidando a un niño?
b) ¿Te ves jugando, llevándolo al colegio, a la plaza?
c) ¿Te gusta estar o cuidar los niños cercanos de amigos o familiares?
d) ¿Te imaginas en fotos con él?
d) ¿Imaginas las posibilidades que tendrá en el futuro:
Hacerlo estudiar disciplinas que a ti te gustan,
Comprarle y usar objetos que a ti te gustarían,
Hacerle hacer ciertos deportes que te gustan.
e) Si tu hijo de adulto no fuera como tú lo sueñas. Si tuviera una vida totalmente diferente y aún contraria a tus valores ¿lo tendrías igual?

(cuando imagines la situación plantéate una persona con gustos muy diferentes a los tuyos. Si valoras lo intelectual, piénsalo deportista, si te agrada el arte, imagínalo concreto y realista.)

Solemos pensar que uno hace a los hijos a su manera, y lo que trasmite son valores, conductas, no gustos. A menudo por rebeldía o necesidad de diferenciación, eligen diferente a lo que deseamos. Trasmitimos la forma de comportarnos, la tozudez, la flexibilidad, la rebeldía o la constancia, pero no el objeto del deseo. A veces se da, pero no puedes contar con eso.

Tener en cuenta que los estás evaluando en la actualidad, pero estos cambian. No siempre jerarquizamos lo mismo.

QUIERO, PERO YA NO PUEDO

– Recién ahora se me han dado las cosas para embarazarme y el especialista me dijo que mis óvulos son viejos. Si quiero ser madre tendría que aceptar una ovodonación.

Si estás en esta situación y para ti es importante lo genético, estás ante un momento doloroso, que probablemente te haya sorprendido. Son muchas las mujeres que han tenido hijos de grandes y suponías que aún tenías tiempo, pero te acaban de decir que has agotado tu reserva ovárica. En este caso, es muy útil que respondas las preguntas del punto anterior, pero te recomiendo realizar el siguiente ejercicio.

¿Para qué me está sucediendo esto? Búsqueda de sentido.
La pregunta que seguramente te surja no es ésta sino ¿Por qué a mí? Y esto te hará sentir mal, víctima de la vida. O ¿Por qué no me di cuenta antes?, ¿Qué hice? Y en este caso te sentirás culpable. Ninguna de las dos respuestas te sirven.

A la primera le podríamos contestar ¿y por qué no? A la segunda le recordaría esto del hombre propone y Dios dispone. Más allá de tu creencia religiosa, hay algo de lo que no puedes dudar. Tu deseo no es soberano. Hay algo más grande y potente que ti al que puedes llamarlo, Dios, Orden, o simplemente naturaleza.

El por qué lleva al origen o la causa, en cambio, el para qué interroga sobre el sentido. Si has llegado a esta coyuntura, no ha sido por casualidad. Quizás te preguntes cómo o por qué, y te llenarás de explicaciones, pero si te interrogas sobre el para qué, entonces tendrás que evaluar tus posibilidades, aqué te enfrentas, qué recursos tienes, qué pasaría si dejas a la vida su curso o si luchas contra ella. Son muchos los interrogantes que se abren y también posibilidades.

Te invito a que lo hagas, en lugar de quejarte por tu destino o arrepentirte de lo hecho. Es probable que hayas cometido errores, pero es bueno tener en cuenta que si los hubo no fueron intencionales. Hiciste lo que pudiste. En cambio, interrogar a la vida sobre el sentido , cambia la perspectiva y hace crecer.

*En el libro “¿Por qué estoy contigo?”Trabajo el tema de la sombra y la línea del tiempo, buscando sentido.

Caso sobre mujer cuyo marido no quiere tener hijos y ella siente que se le acaba el tiempo. Él juega una parte de ella, la que se resiste, le hace de sombra.