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LOS EX

El divorcio no siempre es suficiente para concluir una relación. Por eso en muchas ocasiones a pesar de estar todos los papeles en regla, la situación sigue vigente con los consecuentes problemas para la nueva pareja.

La excusa de los hijos suele engañar, inclusive, a los mismos interesados. Es que terminar una relación no es fácil. Por lo general hay muchas ambivalencias, por un lado no se quieren ver más, por el otro cuesta dejar ese lugar ganado palmo a palmo, a menudo con mucho esfuerzo, y , a veces, hasta con lágrimas. Por lo tanto no es extraño que las personas se tomen de “los chicos” para no cortar. Cuando digo esto no estoy negando la importancia de los hijos, simplemente aclaro que en la mayoría de los casos son utilizados como pretexto. Cierto es que estos padres van a seguir siendo socios parentales toda la vida, pero este tipo de sociedad tiene obligaciones y límites precisos.

1. Hablar en caso de que haya algún cambio en lo concerniente a los chicos : educación, permisos, límites, salud, etc. (lo curioso en estos casos, es que los padres suelen hablar más después de divorciados, que cuando todavía estaban casados)
2. Reuniones familiares. En el caso de que hubiese alguna reunión importante (cumpleaños de 15) y se esté dispuesto a invitar a la nueva pareja. No corresponde que asista sólo el padre dejando fuera a la actual relación, porque confunde a los chicos sobre el lugar de cada uno.*

* Muchas veces he insistido sobre la necesidad que tienen los hijos de encontrarse a solas con los padres, y cuando digo a solas, me refiero a que no siempre esté presente la nueva pareja. Sin embargo en las reuniones familiares, si asiste él, corresponde que lo haga con su actual esposa. Porque de estar solo con la madre de los chicos, los hijos pueden confundirse respecto a si la nueva situación del padre es legal o simplemente una licencia del matrimonio para que éste la pase bien.

En tanto el hombre se ha vuelto a casar, es lógico que a los acontecimientos importantes asista con su pareja. Si esto no fuera del agrado de la ex esposa, entonces cabe que no vaya ninguno de los dos, y se realicen dos festejos, una con la madre y otra con el padre.

Cuando la ex mujer interfiere en la nueva pareja = él no puede cortar

A menudo la queja que se escucha es: “ Ella no nos deja tranquilos, parece que no se dio cuenta que su matrimonio ya terminó”

Sin embargo, siempre que esto ocurre hay un hombre que no es claro, un hombre que no sabe poner límites, o quizás no quiera hacerlo.

En general se trata de hombres controladores, que no pueden dejar un lugar vacante. La sola idea de que otro hombre ocupe su espacio perdido, los pone muy mal. Por eso jamás dejan de estar presentes. Suelen darles a las ex mujeres mensajes contradictorios, por un lado les piden que los dejen tranquilos, por otro, continúan controlándoles los gastos, o resolviéndoles problemas domésticos, incluso muchos de ellos conservan las llaves de su ex casa y entran sin anunciarse.

El juego es de a dos. Ellos les hacen saber a sus ex mujeres, que pueden contar con su persona siempre que necesiten, y ellas hacen uso de este ofrecimiento

•  Mi ex mujer no sabe arreglárselas sola. Cada vez que tiene un problema me llama, incluso para arreglar sus asuntos con la mucama. ¿Y yo qué puedo hacer? Después de todo es mi hija la que convive con ella.

En este caso él ejercía la jefatura de dos hogares. Los mapas eran:

M – h – P__M

h

A pesar de llevar más de cinco años de divorciados y tener un hijo con su segunda esposa, la hija del primer matrimonio se refería a la madre de su hermano como “la otra”. Él se quejaba de la resistencia que le ofrecía a su nueva mujer y a su hijo, sin advertir que esto era producto de su actitud. Al estar siempre presente en su ex casa, ninguna de las dos, ni su hija, ni su ex mujer asimilaron el divorcio, y mucho menos su nueva relación que entraba en la categoría de “casa chica” como aún es costumbre en sociedades de estructura colonial. Recién cuando la hija (14 años) llamó a su hermano “el bastardo”, el hombre decidió que era oportuno hacer una consulta para unir a los hermanos. De no haber existido ese detonante la situación hubiera continuado, a pesar de los reclamos de su nueva esposa (siempre débiles debido a la culpa).

Otro caso:

•  Durante las fiestas de fin de año siempre hay problemas, porque él no deja de pasar por su casa para brindar con ellos. Viene conmigo pasadas las 12m.

En este otro caso el mapa era: M __ P__M1 donde M1 continuaba siendo

H una relación extramarital a

pesar del casamiento

Es interesante ver como la actual esposa se refiere a la casa de la ex mujer como a la casa de su marido. En este caso él había ido a vivir con ella, a una casa que era de su propiedad, lo que acrecentaba aún más la sensación de que lo único que él poseía era lo que había dejado, o hubiera debido dejar y no lo hacía.

Cuando intenté trabajar el tema de los límites encontré resistencia por todas partes. La nueva esposa, aferrada a sus bienes, se resistía a darle entrada a su marido.

•  Esta casa es mía. La compré con mucho sacrificio. Será nuestra casa el día que él compre una, o aporte lo suficiente. Hasta el momento gran parte de su sueldo se lo lleva su ex.

•  No puedo dejar que ni hija se muera de hambre, mi ex nunca trabajó y ahora le es muy difícil encontrar trabajo. Yo no puedo dejar de hacerme cargo de las cosas de mi hija.

•  Está bien, yo no te exijo eso, pero dadas como están las cosas, esta casa es mía. Porque vos además de bancarlas en todo, les dejaste la casa. Cosa que otro no hubiera hecho. Al menos deberías haber pedido la mitad.

•  Con el cincuenta por ciento de esa casa no se hace nada. Viviríamos mal los dos. El día que mi hija sea grande, yo la venderé, y le daré a ella la mitad, pero por ahora, prefiero que se quede con todo, y conserve el barrio, los amigos, todo su mundo.

•  ¿Y cuándo ella se vuelva a casar también vas a bancarle a su marido?

•  No ahí no, ni loco entra un tipo a mi casa. Si quiere casarse que se vaya a la casa de él.

•  ¿Entonces ahí no importan los amigos, el barrio ni nada de eso?

Este diálogo pertenece a una sesión de pareja. Lo transcribí porque se hace evidente como ella espera que él haga el corte para incluirlo, él no se atreve a dejar el único lugar que le pertenece, y su ex aprovecha esta situación disfuncional para que su mundo no cambie demasiado, aún a riesgo de no volver a rehacer su vida.

Cuando es la mujer quien ha conformado una nueva pareja, el ex marido difícilmente interfiere activamente . La presencia de otro conviviendo con su ex, parece motivo suficiente para que el primer marido se retire. En todo caso si hay algo que puede llegar a perturbar, es no haciéndose cargo. Muchos se retiran antes de sentirse desplazados, dejando de cumplir con sus deberes de padre. La nueva pareja, entonces, debe hacerse cargo económicamente del hijo que no le pertenece. Las dificultades entonces, surgen cuando éste, en función del nuevo lugar que ocupa, quiere poner límites. A veces las mujeres los apoyan, y la situación transcurre con naturalidad. Pero si ella, o el hijo, le hacen ver que no es el padre biológico, entonces la situación se complica debido al desbalanceo entre derechos y obligaciones.

TRABAJO A REALIZAR

En parejas con estos problemas en general hay que trabajar la autoridad, puesta de límites, y la negociación.

Autoridad

El problema de autoridad lo suelen tener los nuevos conjugues, ya sean hombres o mujeres.

Las nuevas mujeres, a menudo no se sienten con autoridad para reclamar a su marido que corten con la situación anterior. Claro que esta falta de autoridad en el terreno afectivo, por lo general, se transforma en un exceso de autoridad en otra área, por ejemplo la económica. No son pocas las mujeres que se sienten dueñas de la casa, sea, o no de su propiedad, y excluyen a su marido del manejo de ésta en represalia por la actitud ambigua de él. Lo que empata la situación en lugar de resolverla.

Por otra parte, los hombres que se hacen cargo de los hijos de su nueva mujer, a menudo no saben dónde comienzan y terminan sus derechos y obligaciones.

Reflexionando sobre la propia autoridad

– ¿ Se siente con derecho a explicitar sus sentimientos y pareceres?

•  ¿Qué método emplea para hacer valer sus derechos? ¿coercitivo, dictatorial, agresivo, explicativo, culpabilizador?

•  ¿Debe recurrir a la manipulación para lograr lo que desea, o basta con hablarlo?

•  ¿A qué personaje de su infancia equipara el lugar que hoy ocupa en su familia?

•  ¿Está cómodo en este lugar? ¿Se siente reconocido? ¿Quién necesita que lo confirme? Y ¿Cómo debería hacerlo?

Dramatización del conflicto

La persona que debe aprender a ejercer su autoridad debe plantear la cuestión que lo aqueja. Observar desde dónde lo hace.

Intimida (impaciente, rígido beligerante), culpabiliza,( se hace el pobrecito), o interroga. Cada uno de estos roles de control se ejerce cuando no se confía en el planteo directo y claro del conflicto.

En una ocasión una paciente me respondió: – El problema no está en mí. Yo sé plantear las cosas, el tema es que él no me hace caso.

A lo que yo le respondí que plantear las cosas de manera frontal y clara incluía enfrentar una negativa y actuar al respecto. Es decir que hay que estar preparada para perder. Quienes manipulan temen la reacción del otro. Ya sea una negativa que los obligue a tomar una resolución drástica, como un enojo o abandono por parte del otro.

En estos casos es bueno preguntarse: ¿Cuál es la situación que desean sostener? ¿Serían capaces de tolerarla aún sabiendo que no se modificará jamás? En caso de que esta respuesta sea positiva, acéptela de una vez y deje de quejarse. Probablemente sea el precio por otras muchas cosas buenas. De ser negativa. Hágase cargo que esa es la realidad, y no la que usted idealiza.

Puesta de Limites

Esto lo deben trabajar ambos, tanto el marido con su ex pareja, como la mujer actual con su marido. En tanto la mujer pueda poner límites a su esposo, éste lo hará con su ex.

•  ¿A quiénes debería limitar? ¿por qué no lo hace? ¿Qué teme perder?

•  Una vez aclaradas las preguntas anteriores, formule su conflicto de esta manera: – Tolero que él ……porque deseo …….. o dicho de otra manera – Tal situación …es le precio que pago por……

•  ¿Cómo la controla el otro? ¿Enojándose, extorsionándola, culpabilizándola?

•  ¿Qué personaje de su infancia se comportaba de esa manera?

Negociación:

Este es un trabajo que deberá hacer la pareja para delimitar los espacios, derechos y atribuciones de cada integrante de la familia.

•  Establecer aquello que es importante para cada uno. No la cosa en sí, sino lo que esto le permite. Por ejemplo:

•  No quiero que tus hijos se instalen en casa—— Quiero tener intimidad

•  No quiero que tu ex te llame ——————–quiero libertad para elegir

•  Quiero que vengan los chicos ————Necesito compartir con ellos

Una vez establecido lo importante para cada uno, deberán encontrar una solución que contemple las necesidades de ambos.

Cuando no es posible hacerlo, probablemente es porque sea más un capricho que algo negociable.

CUESTIONES A REFLEXIONAR

Al marido que continúa atado a su ex pareja

•  ¿Continúa haciéndose cargo de los problemas domésticos del que fue su hogar?

•  ¿Teme que otro hombre entre en su ex casa?

•  ¿Va a reuniones familiares con su ex mujer dejando a la actual?

•  ¿Además del aspecto económico de que otras cosas se hace cargo?

•  ¿Siente que su legítima unión es la primera?

•  ¿Qué lugar ocupa su actual esposa? ¿La considera una amante?


A la actual mujer

•  ¿ Le ha reclamado a su marido que la incluya en las reuniones o fiestas de sus hijos?

•  ¿Por qué no lo hace? ¿Siente culpa con la familia anterior, o se trata de comodidad?

•  ¿Siente que su casa actual está sostenida por su marido, o se hace cargo usted sola?

•  ¿Permite que los hijos de su marido vayan a su casa, o los siente como intrusos?

CONFLICTOS POR LOS HIJOS

Los hijos es uno de los principales motivos de conflictos de la pareja. Hay que tener en cuenta que los padres provienen de hogares distintos, con valores y costumbres también distintas, por lo que a menudo los puntos de vistas respecto a sus hijos varían. Sin embargo, no es esto lo que particularmente me preocupa. Excepto que haya gran rigidez en alguno de los miembros de la pareja, cuando las diferencias responden a estos motivos, en general son fáciles de subsanar. El problema viene cuando se utiliza a los chicos para ganar posiciones, o para vengarse del otro.

Cuando hay diferentes puntos de vista

•  Yo fui criada muy diferente que él. En casa éramos más libres. Por eso no coincido con los límites que le pone a nuestra hija.

•  Es cierto que venimos de familias diferentes. Creo que fue eso lo que nos atrajo, admito que en muchas cosas me encanta como es ella. Pero pienso que hay que ser un poco más estricto respecto a los límites. Después de todo a vos tampoco te dejaban veranear conmigo cuando éramos novios.

•  Era otra época.

•  No me digas que ahora todos los padres permiten eso, porque no es así. Además no me gustan los resultados de esta nueva manera de pensar.

Lo transcripto es parte de una sesión de pareja. Lo que sigue fue a continuación de lo anterior, respondiendo a la consigna de defender la postura tomada.

•  A mí me parece que es importante que se críe libre. Que no tenga tabúes de ninguna índole.

•  Para mí es importante que sepa que no puede tener todo ya. Que hay cosas que se van ganando con la madurez y las responsabilidades.

Les pedí que reviera cada uno hasta qué punto la decisión de ir o no a veranear con el novio atentaba contra eso que deseaban trasmitirle a su hija.

Al cabo de un rato la madre respondió que no necesariamente una cosa tenía que ver con la otra. El padre, en cambio insistió en que para él ese era un límite.

•  Creo que ir de veraneo con su novio es algo que va a poder hacer cuando sea más grande. Justamente cuando madure. Hoy es todavía una adolescente y no creo que esté en condiciones. Después de todo no sé cuánto le durará este novio. Una experiencia de este tipo no crreo que deba hacerse con una relación pasajera.

Discutieron sobre lo que significaba para cada uno el término tabú. Según el diccionario (prohibición religiosa utilizada en la Polinesia) y llegaron a la conclusión que el tabú era una prohibición con un contenido mágico o sin explicación, mientras que, lo que él trataba de poner era una regla.

Les sugerí que viesen con qué reglas y de qué modo se podían asegurar los valores de cada uno. Al fin decidieron que:

•  Su hija podía tener sexo con su novio, pero no en la casa de los padres.

•  No saldría de vacaciones con el novio porque el padre consideraba que aún no estaba madura para hacerlo. Se decidió explicitarle a la chica la disparidad de criterios, y dejarle asentado que la madre apoyaba a su marido no porque compartiera la idea, sino porque admitía su derecho a sentirse tranquilo y seguro.

Cuando los padres utilizan a sus hijos para sus revanchas

Cada vez que un hijo se rebela y desafía a uno de sus progenitores, nosotros, los terapeutas, decimos que seguramente está subido a los hombros del otro.

Sólo de esta manera un joven puede llegar a tener la fuerza suficiente como para ganarle a sus padres. No olvidemos que por más alto que sea físicamente, aún depende de sus padres tanto afectiva como económicamente .

Esta actitud de apoyo al menor, a menudo está disimulada o es solapada. Por eso, hay que investigar, hasta qué punto el otro apoya, coincide y sostiene al progenitor desafiado.

Siempre que hice este planteo encontré diferencias sustantivas en la pareja.

•  Siempre que le pongo un límite él me desautoriza.

•  Es que ella es tan exagerada con todo. Es maniática con la limpieza, a mí me tiene loco.

•  O sea que usted hace causa común con su hija.

•  No, pero la entiendo.

•  ¿Y usted qué hace cuando su esposa lo molesta con el orden?

•  Nada, la comprendo, es lo suyo y le gusta que está bien. Pero tampoco justifica que ese tema termine en una batalla campal.

•  No terminaría en batalla si vos me apoyases. Bastaría con que dijeras hacele caso a tu madre, mirá con qué poco me conformo.

•  ¿Y él qué dice?

•  Dejala después lo va a hacer. Todos los chicos son desprolijos, o cosas por el estilo.

•  Yo trato de calamar los ánimos. Mi actitud es contemporizar, pero parece que es peor.

•  Supongamos que no quiere contemporizar, supongamos que los reclamos de su mujer son para usted, y también supongamos que usted se da permiso para decir lo que realmente quiere, sin temor a que se enoje, o se la devuelva ¿Qué le diría?

Le costó decirlo. Tuve que insistir mucho hasta que al fin el dijo

•  Me tenés las pelotas llenas, estoy harto de vos y tus quejas.

Lo insté para que continuara. Tenía la sensación que todavía quedaba más por decir.

•  Lo único que hacés es dedicarte a la casa, y creés que es lo más importante del mundo. Los quehaceres domésticos no duran para toda la vida, si querrías trabajar en algo que quede, te hubieras dedicado a pintar un cuadro o hacer un edificio. Pero lo único que sabés hacer es limpiar, y eso no dura.

La esposa lo escuchaba atónita. Cuando terminó parecía aliviado. Luego cuando le vio la cara a ella dijo:

•  Lo siento no quise herirte.

•  Pero lo hiciste. ¿Así que pensás eso?¿Creés que lo que yo hago no sirve para nada?

•  No, no te confundas. Pienso que lo que hacés es perecedero. Puede ser lo más importante del mundo, pero no dura toda la vida. Como la comida. Es fundamental para vivir, pero es un trabajo que se acaba.

De todos modos la situación no terminó ahí. Ella quedó resentida y durante las próximas sesiones debimos trabajar como su enojo o dolor inhibía a su esposo de decirle lo que realmente pensaba. Entonces se valía de su hija para descargarse.

Otros pacientes:

•  Cada vez que yo le pongo límites a mi hijo, ella me desautoriza.

•  No es verdad. Él pretende que yo le grite como él. Y no puedo. No es mi estilo. Yo soy una mujer pacífica.

•  Nadie te pide que le grites. Ni siquiera te pido que le digas tu padre tiene razón. Me basta con que hagas cumplir los castigos que le impongo.

•  AH! Si, como si fuera muy fácil. Él pone castigos y las que debo hacérselos cumplir soy yo. A mí no me hace caso.

•  ¿A qué tipo de castigos se refieren?

•  Por ejemplo el otro día yo lo dejé sin salir, porque había traído un boletín espantoso. Y cuando llego a la noche, resulta que el joven había salido como si tal cosa.0

•  Como si tal cosa, no. Pero yo no puedo prohibírselo. No entiende que no me hace caso.

•  ¡No mientas! Lo apañás. ¿Quién sino le da guita a escondidas?

•  No se la di, me la sacó de la cartera.

•  ¿Y vos en lugar de decírmelo, lo tapaste?

•  Es que no quería que hicieras más despelote. Ya bastante problemas tenemos.

•  ¿Usted cree que él tiene razón, o lo siente un poco exagerado?

•  Si, razón tiene ( el cuerpo y los gestos dicen otra cosa)

•  No parece muy convencida.

•  Es que su manera no me gusta. Tiene un estilo que yo no apruebo. Parece una pavada, pero para mí es importante.

•  ¿Usted aprueba el qué, pero no el cómo?

•  Exactamente.

•  Eso es una tontería.

•  ¿Te das cuenta? Siempre descalificando a los demás. Lo único que vale es tu punto de vista. Te creés el dueño de la verdad.

•  ¿Y a usted eso le da bronca?

•  Si claro que me da bronca.

•  ¿Y se lo dice?

•  A veces, con él no se puede hablar.

•  Entonces se siente identificada con su hijo.

•  (Piensa) – Puede ser.

•  Por qué no intenta decirle las cosas en que no está de acuerdo

•  Él las sabe, pero no me da bolilla.

•  No te vengas a hacer la víctima ahora. Vos boicoteás todo lo que yo hago, por eso me enfurezco.

•  Y parece que su furia hace que ella solo pueda defenderse de manera indirecta.

La siguiente reunión de pareja trabajamos sobre cómo plantear los problemas.

Quedó claro que él era intimidante, y ella se refugiaba en el rol de víctima. Aparentemente en su infancia aprendió a defenderse de su madre de esa forma. Estuvimos trabajando durante seis meses, al cabo de los cuales la relación entre ellos cambió. Si bien continuaban sin acordar en muchos puntos. Al menos aprendieron a ser francos y directos. A partir de ahí el hijo dejó de ser problema.