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LA MENTIRA

MENTIRA
Este libro intentará explorar la mentira  como una llave secreta que nos lleva directamente al mundo interno. La idea es que en lugar de avergonzarnos, o negarlas , podamos comprendernos y aprender más sobre nosotras mismas.
Goza de mala prensa quizás porque en algún sentido es una expresión de libertad que atemoriza. No estoy haciendo su apología, pero es justo que le demos el valor que realmente tiene.
La realidad, en tanto compartida nos une, pero la mentira es de cada uno, es un producto de nuestra mente y como tal nos pertenece diferenciándonos de los otros . Mi mentira es mía, hago con ella lo que deseo, y lo que es más peligroso aún, te dejo fuera porque jamás podrás controlarla.
Se dice que tiene patas cortas, tal vez para asustar a quien las dice y evitar que vuele demasiado. En todo caso dependerá de la destreza de quien las dice qué tan lejos vaya. Lo que sí podría asegurar es que la mentira nos habla y dice más verdades sobre nosotros mismos que la más convincente certeza que por lo general siempre es engañosa.
Supongo que a esta altura del texto ya los debo haber confundido lo suficiente como para tener que dar una explicación más detallada de cada una de estas afirmaciones.
Para comenzar deberíamos
Si algo distingue a los hombres es la variedad de opiniones, pocas son las cosas en las que hay coincidencia, y la mentira es  una de ellas. La mayoría reacciona ante ella con un sentimiento de rechazo, aunque para ser sincera la verdad como valor absoluto es más una aspiración moral que una práctica posible  Quien dice que no ha mentido nunca, está incurriendo en ella. La mentira es la más humana de nuestras posibilidades y nadie que se precie de pertenecer a la especie ha dejado de usarla. Cierto que hay personas que abusan de ella, y otras que las utilizan sólo cuando la situación lo requiere. Algunos se estarán preguntando cuáles son aquellas ocasiones que obligan a mentir.
En principio podemos decir que la mentira es una parte habitual de la conducta humana, un recurso universal que alcanza incluso a otras especies.
La mayor parte de los adultos miente en su devenir cotidiano, ya sea como recurso para obtener algo, o para no perderlo, o simplemente como manera de embellecer o disimular algunos aspectos poco atractivos de la realidad. Según Watzlawick hay una “realidad inventada”

Claro que si la mentira o el ocultamiento se convierte en una práctica habitual, o bien hay una mentira que centra la vida del individuo , como es el caso de los secretos familiares , las consecuencias para la salud  pueden llegar a ser graves.  Dice al respecto Perla Pilewski, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
“Una vida tejida con una trama de mentiras y ocultamientos equivale a una vida no saludable, con consecuencias psíquicas y somáticas, porque implica sostener ideales de bienestar a costa de un profundo miedo y una gran desconfianza en la propia capacidad para enfrentar las cosas”,
Por otra parte si alguien jamás hubiera mentido, en caso que eso fuera posible estaríamos frente a alguien que todavía no se ha individualizado como persona. La mentira individualiza al niño , lo separa de su madre en tanto sujeto diferente a ella . Nos dice el Dr. Hugo Ruda : Cuando un niño descubre que puede mentir y la madre no enterarse, realiza la experiencia de separación que le permite saber que él no es ella y en ese mismo momento la palabra se transforma en “su palabra”, es decir en el único medio del que dispone para establecer su relación con el otro sabiéndolo otro.
Por otro lado hoy momentos en que la mentira es un recurso saludable, aunque no el mejor. Es el caso del joven que eligió mentir al otro para conseguir algo, en lugar de mentirse a sí mismo y renunciar a su propio deseo. En muchos de estos  casos la sujeción a la verdad resulta más una cobardía que a una condición moral. Son los que prefieren obedecer para delegar responsabilidades y no correr el riesgo de ser descubiertos.
Claro que la más de las veces se miente para no enfrentar la realidad o por que faltan recursos para defender una posición o llevar adelante un deseo.

La mentira por lo general promueve  un juicio de valor tan negativo que nos impide reflexionar sobre ella.
La historia de la humanidad comenzó con una mentira, y según la Biblia es la responsable de nuestra caída.
Pero no en todas partes el juicio es tan negativo. En el Corán se dice: “La mentira es más un arte, una cualidad, que un pecado… cuando la verdad no trae más que sufrimientos”. Tampoco nos podemos olvidar de un clásico de la literatura oriental, LAS MIL Y UNA NOCHE , donde la mentira bien contada salva la vida de la protagonista y de otras doncellas.
Pero en Occidente la mentira no tiene tan buena prensa, quizás  porque el concepto de verdad y la posibilidad de poseerla ha dado poder a muchos.
Se pretende que hay una Verdad, y personajes que por su posición, rol, o saber la poseen, los que le confiere cierto poder frente a las personas comunes. Así fue que el conocimiento se ha transformado en poder, como bien dice Fucoult . Por su parte la Iglesia también ha detectado su poder al erigirse como los únicos interpretadores de la Biblia. 

El sentido de este libro es ahondar en la mentira,  encontrar su sentido, explorar sus efectos, descubrir la influencia que tiene lo cultural , y diferenciarla según el género.
SENTIDO  DE LA MENTIRA
Aunque no queramos , sin proponerlo siquiera modificamos todo el tiempo La verdad es parte de la realidad, que es lo que es, y está  más allá de cualquiera de nosotros ,  pero la mentira nos pertenece, es absolutamente personal, íntima. La mentira  nos discrimina del otro, y también nos define.
A partir de la mentira podemos descubrir las intenciones, los temores, los sueños de una persona.
Si alguien se propusiera trasmitir sólo la verdad se convertiría en una especie de máquina, en un simple reproductor la realidad. La adornamos, la  viciamos, la arruinamos, la manipulamos ya sea en forma conciente  o inconsciente. Y es a partir de este juego de verdades,  errores y mentiras,  que se crea esta hermosa red vital que nos sostiene, nos hunde, nos devora.
Descubrir de ese rico entramado que es la realidad , qué hay de cierto , que de erróneo y qué de mentira,  y sobre todo hacia dónde nos catapultan , es lo que a la postre va a hacer diferencia
Watzlawick dice que la comunicación crea la realidad.
Hay algo paradójico en esto. Por un lado la realidad es lo que la cosa realmente es , en tanto que la comunicación es únicamente una manera de describirla y de informar al respecto. Pero el aparato de las percepciones (los sentidos) es ilusorio.  Cada mente tiene una manera de captar la realidad, dependerá en primer término del sentido que predomine al momento de percibirla, y luego de cómo se tamice esa percepción, según el sistema de creencias imperante. No es lo mismo aquel que es visual y detallista que quien es propioceptivo, o auditivo. Además dependerá de cómo se interpreten estas percepciones ya que como sabemos hay una selección de los elementos percibidos de manera de dejar  afuera todo aquello que contradice el propio  sistema de creencias para no entrar en conflicto. Esto implica un auto-engaño, sobretodo porque suponemos que hay sólo una verdad siendo que abundan las versiones de la misma, aun opuestas entre sí, y todas ellas son más resultado de la comunicación  que del reflejo de verdades eternas y objetivas.
Una mentira adecuadamente repetida 1.000 veces se convierte en una verdad.( Goebbles )
Es que como veremos después la realidad la creamos y recreamos continuamente. Para empezar bien deberíamos definir qué es la mentira.

DEFINICIÓN DE MENTIRA SEGÚN EL DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA
: “Expresión contraria a la verdad”. Mentira deriva de mens, que en latín significa mente, pues lo falso es pura invención de la mente.
Mentir: “Dar a entender algo que no es verdad/ inducir a error , engañar”

Como podemos advertir no podemos hablar de mentira sin hablar antes de la verdad. Y la definición de verdad es :
“Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente/ Conformidad de lo que se dice con lo que se siente o piensa/ Propiedad que tienen una cosa de permanecer siempre la misma”
Si analizamos cada una de las acepciones de verdad vemos que según la primera debe haber coincidencia entre la cosa y el concepto que se forma la mente. Siendo, como ya dijimos antes, que el aparato preceptor es mentiroso, hay que  apuntalarlo constantemente, falsificando la realidad para no contradecir el pensamiento.
Este es un concepto relativamente nuevo que ha venido a contraponerse con aquello de la verdad objetiva, en la que  hoy no cree ni siquiera la ciencia. Ésta en sus experimentos tiene en cuenta la mirada del espectador porque sabe que ésta modifica cualquier experiencia.
En el film RASHOMON de Kurosawa hay 4 historias sobre un mismo hecho, un asesinato, y cada una es diferente, siendo imposible determinar cual es la verdadera.

Y ni qué hablar de la VERDAD con mayúscula. la incuestionable, la absoluta, La verdad que han buscado los filósofos  y teólogos. Esa Verdad que paradógicamente ha estado resguardada por sociedades y códigos  secretos como si hubiera que protegerla, aunque en realidad son los poseedores de esa Verdad los que protegen su poder .
 Pero nosotros nos ocuparemos de la verdad  cotidiana, de esa verdad con diferentes versiones, según el sujeto parlante, pero con la salvedad que siempre haya coincidencia entre lo que el sujeto dice y piensa y siente, que coincidiría con la segunda acepción.

Claro que según esto no tendría por qué coincidir con lo que otros piensan y sienten. En una palabra la verdad ya no sería universal, única como se pretendió en una época , sino  tan relativa como todas las demás cosas.
De acuerdo a la tercera acepción, verdad es lo que no cambia, lo que permanece igual. Pero ya lo dijo Heráclito, todo cambia, es imposible bañarse dos veces en el mismo río.   La vida en tanto viva,  cambia permanentemente, y los conceptos dependen de la mirada,  y ésta de la cultura, y ésta de la época y todo está relacionado con todo y varía a medida que cambia el resto.

Y todo esto ha venido a complicar el concepto de mentira. Podemos decir que hay verdades parciales, individuales, interpretaciones, versiones de la realidad, que se pueden diferenciar de la mentira, aunque esta diferenciación no siempre sea tan clara.
Nosotros para entendernos y compartir un código común diremos que la mentira es aquella falta intencional a la verdad. 

Muchos se estarán preguntando si existe entonces la mentira a sí mismo. Hay autores como Arendt que lo niegan, diferenciando entonces el concepto de negación .
Yo considero que  sí, existe y es una de las más interesantes de analizar. Luego veremos cómo sucede esto, pero ahora continuaremos con el concepto de mentira y de otros términos asociados .

Para empezar deberíamos distinguir entre mentir y ocultar. Lo primero es inventar una realidad diferente; en cambio, el ocultamiento, es convertir un tema en tabú, directamente no hablar.
 Pero veamos el origen etimológico de varios términos relacionados con la mentira para comprender el significado que encierra cada una de estas palabras.

EMBUSTE: Es probable que derive del francés empouster, impostor. Un embuste es una mentira adornada , una forma elegante de “cuento chino” .

ENGATUSAR : Cruce de dos términos antiguos , por un lado encatusar, hechizar , encantar, por otro lado engatar, engañar como el gato al ratón .

PATRAÑA : Procede del latín pastor, a partir de ella se formó la voz latina pastoranea, relato que hacen los pastores . Las invenciones fabulosas que solían urdir esos narradores llevaron a darle a patraña el sentido de historia falsa.

ARTIMAÑA : Truco , engaño ejecutado con habilidad , está compuesta por ars = arte y manía =  destreza manual .

Hasta Acá los términos aluden a embellecimiento casi artístico de la realidad , o cambio de ésta por algo más agradable. Pero si nos atenemos al concepto de engaño vemos que éste apunta a otro aspecto de la mentira, la del daño.

ENGAÑO:  Del latín gannire, ladrar, aullar. Tomó luego el sentido de maltratar con la palabra, la idea de burla dio lugar a la de mentir que hoy encierra.
EMBAUCAR : Engañar a alguien abusando de su ingenuidad . Originalmente fue embabucar término que deriva de babieca, bobo, bebé

Por otro lado tenemos a la :
HIPOCRESÍA: Fingimiento de cualidades o sentimientos especialmente de virtud o devoción. Es un término que deriva del griego, hipócritas que significa actor teatral .

CONFUSIÓN es el resultado de comunicaciones perturbadas y de las distorsiones de la vivencia de la realidad.

A esta altura creo que sería conveniente repasar el concepto de Verdad en la filosofía

LA REALIDAD SEGÚN ORIENTE Y OCCIDENTE
Los hindúes consideran que la realidad es sólo un espejismo (maya)  , algo parecido a lo que Platón nos dice en la metáfora de la caverna, donde nos advierte que lo que vemos es sólo un reflejo de otra cosa que nosotros no somos capaces de captar.
Luego a partir de Aristóteles la realidad devino en algo concreto, asimilable por los sentidos, y sobretodo mensurable. La física Newtoniana reforzó esta idea hasta que las nuevas teorías ( de la relatividad) ponen en la mesa de debate este concepto.
La realidad hoy es más que lo que podemos abarcar por los sentidos, es más los sentidos nos engañan. Hay una realidad intrínseca que no podemos captar aunque sigamos hablando de materia. Hoy sabemos que la percepción no es para todos igual, y que esta estará seleccionada, tamizada, por el sistema de creencias que tenga la persona.
Pero repasemos brevemente la filosofía de Occidente y analicemos las consecuencias de c/u de estos pensamientos en la sociedad .

Heráclito en el siglo VI a.c., discípulo de la escuela de Mileto, cuyo fundador es Tales, del mismo lugar, afirmaba que el todo es la conjunción de sus contrarios, tendencias o fuerzas opuestas, decía que sí se eliminaba la contradicción se eliminaba la realidad.
Realidad de carácter inestable, ya que todo está sometido a un perpetuo cambio. Todo fluye y nada permanece, la realidad se muta y se altera constantemente, surgiendo así, de esta manera los inicios de la posición dialéctica de la existencia.
Como podemos advertir la idea de Heráclito se opone a lo que el hombre ha venido buscando desde siempre. Algo estable y permanente que sobreviva a través del tiempo y nunca perezca, Heráclito irrumpe en este contexto afirmando que ese algo no existe, que el cambio y la transformación constituyen la ley básica sobre la que se asienta la vida y el universo y de la que nunca se podrá escapar.
Demás está decir que estos conceptos no sólo contradecían la natural aspiración de los hombres, sino también de aquellos que pretendieron someterlo. Si la realidad es cambiante, nadie la posee. Y nosotros sabemos que los poderosos se constituyeron como poseedores de esa “verdad” única que les había sido revelada por Dios en virtud de algo que sólo ellos poseían.

Jenófanes a finales del siglo VI a.C., escribió, “Por lo que respecta a la verdad absoluta ningún hombre ha sido capaz de llegar a ella, ni nadie lo logrará, ni tan siquiera los dioses, ni nada de lo que yo diga conseguirá alcanzarla,  La realidad no es más que una telaraña entretejida con conjeturas”.
Para él, toda idea tenida por cierta podría sustituirse por otra que estaría más próxima a la verdad absoluta.

Empédocles por su parte, que vivió hacia la primera mitad del siglo V a.C., hace aportaciones al entendimiento de la realidad al defender la realidad cambiante de los sentidos y su pluralidad inherente, la materia, decía, no puede salir de la nada, ni tampoco convertirse en nada, argumentando que todo está compuesto de cuatro elementos diferentes, tierra agua, aire y fuego, cuya idea fue retomada por Aristóteles, desempeñando un papel fundamental en toda la filosofía occidental, hasta el renacimiento.
Como podemos ver los presocráticos tenían un concepto de realidad cambiante que hacía imposible que alguien pudiera detentarla, por lo tanto tampoco el poder derivado de ella. De ahí que el Cristianismo optara por negar prácticamente a estos autores cristianizando sólo a Platón y Aristóteles .
El primero si bien habla de una realidad engañosa (mito de la Caverna)  nos dice que hay otra, más allá de la apariencia que es la de los arquetipos e ideales puros. Lo que fue adaptado por posteriores ideologías para demostrar que sólo unos pocos elegidos conocían ese mundo ideal , y eran ellos en base a este conocimiento los que poseían el poder sobre el común de los humanos.
Aristóteles, que nació en el año 384 a. C. y murió en el 322 a. C., sostiene que el único mundo sobre el que se puede filosofar no es sino el mismo en el que vivimos y percibimos, y que en sí mismo constituye una enorme e inagotable fuente de fascinantes y maravillosas experiencias. El objetivo de Aristóteles de conocer todo lo relativo al mundo de los sentidos, constituye un empeño de dimensiones faraónicas, al que dedicó por completo toda su energía .
Mientras Aristóteles se ocupa del mundo sensible, los elegidos, los iluminados se ocupan del otro.

Durante los mil años que median entre la caída del Imperio Romano, en el siglo V de la era, y el inicio del renacimiento, en el siglo XV, la antorcha de la cultura de la Europa occidental, fue transportada, principalmente por la iglesia, de manera que, antes de aceptar nuevas teorías y descubrimientos, los cristianos debían asegurarse de que fueran compatibles con el dogma.
De ahí que para los primeros padres de la Iglesia mentir era lícito ya que lo consideraban una forma de protegerse de aquellos que los perseguían
Así, los escritos de los filósofos más destacados de ésa época fueron escudriñados para determinar que ideas podían ser admitidas por el cristianismo y cuales debían ser rechazadas y proscritas.
Basta recordar lo que les ocurrió a Copérnico y Galileo .
EL GÉNERO EN LA MENTIRA
Este libro estará dedicado sólo a la mentira femenina, que como veremos tiene características propias que hace a la psicología de la mujer
Siendo como es un producto de nuestra mente, y por lo tanto de nuestra historia, de nuestras creencias, de nuestros vínculos, no es lo mismo la mentira de la mujer que la del hombre.
Estamos atravesados por situaciones diferentes, por exigencias y compromisos distintos, por lo tanto nuestras mentiras no pueden ser iguales.
LAS MUJERES
Desde siempre a la mujer se la identificó polarmente con “Santa”  y con la “bruja”. Aún hoy en los chistes machistas se suele apelar a esta distinción.
Se nace Santa, no porque seamos más buenas cuando pequeñas, sino porque entonces ellos son nuestros padres y están encantados con nosotras. Incluso seguimos siéndolo cuando jóvenes y los enamoramos. Pero siendo ya mujer las cosas cambian. Es imposible sostener esta identidad porque conlleva exigencias imposibles de cumplir.
Una Santa es abnegada, generosa, en una palabra quien renuncia a sí misma a favor del otro.
No bien planteamos los primeros reclamos, o tenemos la osadía de ponernos en primer lugar, caemos estrepitosamente. Y ni qué hablar cuando competimos. Entonces somos brujas declaradas. Porque una mujer no tiene legitimado desear, ponerse en primer lugar, y mucho menos querer sobrepasar al otro.
Se nos pide que vayamos contra nuestros propios intereses. Porque una mujer es antes que nada “madre” y esto implica alguien heroico, generoso, capaz de prodigarse y hasta negarse a sí misma .
El problema es que nosotras compramos ese ideal y muchas veces no sólo le mentimos a los otros para defraudar sus expectativas, sino que también lo hacemos con nosotras mimas.
Otra de las características de nuestras mentiras es que son emocionales, es decir que cuando mentimos ponemos en juego nuestros sentimientos, de envidia , humillación, amor, odio lo que en definitiva nos delata. Porque si bien la mujer miente más a menudo que el hombre, le es más difícil de sostenerla. 

Antes dijimos que la brutal conversión de Santa a Bruja dependía fundamentalmente del rol. Porque una niña tiene como a otro a su padre y una mujer a un hombre que supuestamente es su par.
En una palabra, es la mirada del interlocutor la que determinará quién es ella. Cuando él está enamorado sus mentiras son encantadores hechizos, cuando no lo está, se convierten en terribles exigencias. Lo importante es que desde tiempos inmemoriable la condición de la mujer está ahí, para convertirse en una u otra .

“No te dejes impresionar por la belleza del hombre
ni te sientes entre las mujeres, porque de la ropa sale la polilla
y de las mujeres su malicia. “
Eclesiástico 42, 12-13.
A la belleza femenina se le ha conferido hasta el día de hoy poderes mágicos capaces de llevar a los hombres a la perdición. Esta imagen de la mujer ha sido la más común. Sin embargo ¿realmente la belleza femenina es el peligro que hay que temer? A juzgar por lo leido en Las Mil y Una Noches el temor del hombre se encuentra realmente en lo que se esconde detrás de la diáfana belleza de la mujer: su astucia. Entendemos la astucia como la capacidad para eludir problemas y males, o para crearlos, gracias a la invención de estrategias sagaces. Reiteradamente en los cuentos de Las Mil y Una Noches se hace referencia a tal aspecto cuando no se observa de manera explicita en la resolución del relato. Pero estas estrategias son variadas tanto como geniales, e incluso, llegan a transgredir el terreno de lo posible.
LOS HOMBRES
 La mentira de los Hombres
El hombre por lo general miente para sacar ventaja , para eludir responsabilidades, o para no tener que decir abiertamente que no.
En general no vive sus mentiras con culpa porque las considera una necesidad y hasta es probable que ni siquiera considere que está mintiendo.
Al ser más disociado, sus mentiras quedan prácticamente encapsuladas , eso significa que no complican el resto de las áreas de su vida.
Claro que hay casos en que toda la vida es una mentira, pero esto ya excede la mentira normal y entra en lo patológico, como es el caso de la película “El Adversario”

POR QUÉ MENTIMOS:

Mentimos para no pagar precios, para no renunciar a nada. Para conseguir cosas. Para proteger un mundo de ilusión. Para crear un mundo perfecto.
Mentimos cuando carecemos de recursos frente a una realidad determinada, por eso no son las situaciones las que nos llevan a mentir, sino nosotros quienes despojados de herramientas  apelamos a ella para no  aceptar una frustración.
Cuando una madre le dice que su abuelo se fue al cielo, para no tener que hablar de la muerte, no lo hace por la nena como pretende, sino por ella, ya que le resulta insoportable la idea de muerte.
Mentimos para no perder, sea lo que fuere que está en juego: estima, honor, consideración, amor, dinero, trabajo, etc
Mentimos siempre por nosotros mismos. Pero pocos son los que asumen esta verdad, en general decimos que lo hacemos por el otro, o porque las circunstancias lo requerían.

De esto podemos deducir una primera premisa: “SIEMPRE QUE MENTIMOS LO HACEMOS POR NOSOTROS MISMOS”

EFECTO DE LA MENTIRA EN EL OTRO
Hay quienes son cómplices de las mentira y no quieren descubrirla para  no actuar por comodidad .
Hay quienes viven desconfiando LA PRUEBA
Pero tambien estan los q se enojan y mucho,
xq los confunde e impide tener un codigo comun con el otro.
¿Qué siente el receptor de una mentira, cuando la descubre?
Dolor. Fundamentalmente porque el destinatario de la mentira  se siente excluido. Se ha roto la ilusión de unión con la persona que nos ha mentido. Cuando alguien miente está demostrando que su mente es de él, que la otra persona no tiene acceso a ella , que es opaca a la vista de los demás, y los demás son todos, incluso ese interlocutor que se sentía quizás como un hermano.
Por eso las mentiras que más nos duelen son las de seres cercanos. Pensamos que éramos como si fuéramos uno solo, como si no hubiera diferencia entre uno y otro, y la mentira viene a ratificarnos que no es así. Quien me miente es porque me considera diferente a sí mismo, no tan unido como para mostrarse tal cual, para compartirlo, para abrirse. Aunque lo haga porque nos está valorando y no quiera perdernos, aunque lo haga para conservar nuestro amor, aún así ha abierto entre él y yo una distancia , un quiebre
Inclusive la famosa mentira piadosa resulta negativa
El engaño sistemático puede ocasionar desde problemas respiratorios hasta cardíacos, pasando por la aceleración del proceso de muerte en los enfermos terminales, . Así opinan profesionales especializados en cuidados paliativos, familias adoptivas y terapeutas de pareja, quienes coinciden en que la verdad puede ser más dolorosa que el engaño, pero hace mejor al cuerpo y la mente. Y que vivir sabiendo las cosas como son otorga una mejor calidad de vida. Claro que hay quienes quieren que se les mienta. S0n Los que niegan, por temor.
La verdad no debe matar la esperanza cuando se trata de alguien que padece una enfermedad terminal. Porque las personas también tienen derecho a no querer enterarse. “Una vez que tenés el diagnóstico, lo que decís es lo que el paciente quiere admitir: la verdad tolerable”, explica la psicooncóloga Taquini, del Centro de Orientación y Acompañamiento del Duelo.

RECHAZOS QUE MARCAN
Según algunos psicólogos, la familia es la escuela donde aprendemos a mentir: si en la infancia nos hemos sentido incomprendidos o rechazados por nuestros padres, rápidamente aprendemos a no decir la verdad para adaptarnos a lo que suponemos que ellos quieren. Si de niño se ha mentido por norma, cabe el riesgo de que la mentira se asocie a una conducta habitual, y quede grabada formando parte del patrón de comportamiento adulto. ¿Como cazar a un mentiroso?… Existen nu-merosos indicios delatores de los mentirosos, tanto en sus palabras y actitud, como en el lenguaje no verbal de su cuerpo.
Por ejemplo, cuando se finge, los gestos no son acordes a las palabras (en un enfado verdadero los gestos aparecen antes de hablar, en uno fingido, después) o son menos frecuentes o duran demasiado (el mentiroso teme que lo delaten sus movimientos nerviosos y los controla en exceso) o exagerados (no están acorde a la intensidad de los hechos narrados, y son deliberados).
Además, al mentir se dejan vacíos en lo que se dice (se está inventando en lugar de recordar, lo que lleva más tiempo), se pone énfasis en las vocales (como que se habla más despacio, la persona se detiene de forma natural en los fonemas más fáciles). A veces ocurre a la inversa: se tiende a emplear un tono de voz más elevado y agudo, y a hablar más de prisa, por el nerviosismo. En realidad una serie de cambios producidos por el sistema nervioso y que no pueden dominarse conscientemente, pueden delatar a alguien cuando miente: la ruborización, la palidez extrema, la transpiración copiosa, los temblores y las pupilas dilatadas.
Debido a su turbación emocional, al mentir algunas personas experimentan movimientos característicos en su rostro: sonrisas asimétricas (sólo intervienen los músculos de la boca, pero no los demás), elevación de cejas (los músculos de la frente hace que adopten forma de V invertida) o lagrimeo excesivo. Los gestos repetitivos (tocarse la nariz o la boca, toser o tirarse del cuello de la camisa, con frecuencia, durante la conversación) son pequeñas “válvulas de escape” para la tensión que produce mentir.
Si se descubre a un fabulador entre los familiares o amigos, los expertos sugieren no condenarlo (el primer engañado es el mentiroso), castigarlo (actúa así porque no puede o sabe afrontar los problemas de otro modo) ni desenmascarlo (la humillación es contraproducente). Lo mejor es intentar hacerle ver que su vida funcionaría mejor sin el engaño y que quizá no pueda salir solo del problema y necesite ayuda psicológica

SEUDOLOGO
El hábito se mentir se puede transformar en un trastorno de la personalidad que podríamos llamar ‘seudologia fantástica’ que es una compulsión a imaginar una vida, unos acontecimientos y una historia en base a causar una impresión de admiración en los espectadores.
Este afán por impresionar esta basado en la imperiosa necesidad de resultar valiosos e geniales por medios tramposos ya que por los naturales de la simpatía y ser espontáneos dudamos el poder conseguirlos.
Refleja, por un lado, la ambición de ser dignos de amor y ojito derecho de los demás como antes de ser destronamos por el proceso de maduración lo éramos de los padres; por otro lado, se pone de manifiesto nuestra profunda duda de no ser dignos en base a la distancia, la dureza, el aislamiento y la falta de adaptación que sufrimos, que asemejan pruebas de algún tipo de minusvalía.
El mentiroso fantasioso coge el atajo de robar atención y aprecio por la vía del fácil engaño (las palabras son cómodos sustitutos de los hechos) en vez de por su Ser-sincero, tal vez mucho mas modesto de lo que su ambición soporta.
No se conforma con ser una persona cualquiera -tal vez se vería a sí misma con excesivo desarraigo-, sino que desea ser siempre una personalidad de primera magnitud, de esas que los demás admiramos embelesados y envidiosos.
También mintiendo sobre lo que hacemos llevamos a cabo algo que proporciona un pequeño resto de placer que nos da una migaja de lo que nos gustaría. Imaginando que somos ricos, que seducimos a las personas más bellas, sentimos un gusto que el disgusto de ser sólo fantasías no acaba de eliminar y que puede convertirse en deleitoso manjar para satisfacer necesidades que esta forma engañosa nunca realmente será completa, pero que a base de engaño tras engaño, fantasía tras fantasía nos hace sentir el sueño tan real que casi lo podemos creer.
Lo que nos gustaría hacer, lo que en ensueños nos prometemos, lo que según nuestros cálculos inflados seguramente nos pasará puede hacernos correr tanto en el tiempo que disfrutemos precipitadamente de lo que todavía no somos, y ello nos prepara mal para el naufragio de nuestros ilusiones durante el transcurso despiadado de la vida. Este tropiezo no le sucede a quien su mirada alcanza al escalón de arriba sólo cuando ha mirado bien que ha subido el actual.
El problema del pseudólogo es que para mentir tanto y que no se note ha de hacer lo mismo que un actor que representa un personaje y quiere resultar creíble: esforzarse tanto, como si uno fuera esa persona inventada, que realmente uno se confunda y olvide de quien es realmente.
El personaje suplanta al yo, con lo que su personalidad se instala en una base inauténtica muy peligrosa, porque los halagos, impresiones y valoraciones que arranque a los demás con sus tretas, en realidad nunca los podrá saborear, porque sabe que no están dirigidos al Yo autentico, sino al falso, con lo cual no logra sentir lo que le gustaría sentir: sus dobles vínculos impiden que los placeres le lleguen.
Como la sed de mérito nunca se sacia por este procedimiento cada vez está la persona más descarriada e insatisfecha y más encuentra motivos para curarse con la medicina que le agrava.
Lo que debe plantearse el mentiroso es su misterioso desánimo, la progresiva languidez que simular produce en él. Su afán de caer bien produce el efecto contrario de que los demás se decepciones, se sientan despreciados y se disgusten, generando una profunda desconfianza muy difícil de superar (piénsese por ejemplo lo difícil que es olvidar que tu pareja te ha engañado, o te miente sistemáticamente.
La cura del mentiroso es sustituir la mentira por la búsqueda de la excelencia. Reconociendo su necesidad de brillo y atracción dedicarse con firmeza a mejorar sus méritos verdaderos (profesionales, de cultura, relaciones interesantes, etc.) con suficiente persistencia (porque si ha caído en la mentira es por impaciencia) y seguridad (garantizando con pruebas evidentes las suposiciones).