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LA CULTURA VISUAL, LA INTELIGENCIA

Steven Johnson acaba de sacar un libro donde dice que los videos juegos estimulan las funciones cerebrales y mejoran la inteligencia.

El tema es que el hombre es algo más que sus funciones cognitivas . Es probable que como él dice, para poder interpretar y dar respuesta a los videosjuegos, son necesarios reflejos, comprensión del código, rapidez , en una palabra , habilidades cognitivas , a las que agrega además conciencia de las consecuencias de los actos, ya que los en todos los juegos hay dos caminos, uno bueno y otro malo y los chicos aprenden que los errores se pagan.

Pero debemos tener en cuenta que ese tipo de entretenimiento compite con las otras formas de cultura y gana por la excitación, participación, y fuerte efecto hipnótico que tiene la computadora. Por lo que este efecto de estimulación cognitiva termina en la realidad en una adicción que desplaza todas las otras formas de cultura.

El mundo virtual es para los jóvenes más atractivo que el real. El joven en lugar de desarrollar habilidades sociales , se entrena frente a una máquina.

Pero la realidad no es como la de los videos . Los caminos a los que él hace alusión , no son más que opciones maniqueístas, los bueno y los malos. En cambio la vida, nos presenta dificultades menos manejables , porque las propuestas no están polarizadas , son múltiples y a veces todas buenas. Los autores trágicos supieron muy bien esto, por eso la lucha no era de buenos contra malos , sino de dos legalidades la de Antígona y la de Creonte. Ambos a su manera querían lo mejor, y estaban convencidos de su lucha.

La cultura visual, e incluyo acá fundamentalmente al televisor que desde hace años ocupa el centro mismo de la casa y muchas veces se conforma como el único educador de una familia , está produciendo un nuevo hombre que Giovanni Sartori llama el «Homo Videns»

Según este autor. El hecho de ver prevalece sobre el hablar. El hombre se transforma en un animal vidente. Las cosas vistas pesan más que las dichas. Pero la imagen es concreta que sólo necesita del sentido de la vista. La imagen no representa símbolos abstractos que son la mayoría de los que pueblan nuestro lenguaje. La idea de libertad, justicia, desocupación, felicidad, pasión , no se pueden reducir a una imagen. De hacerlo estamos aplanando su significado, lo estamos reduciendo. La imagen produce una fuerte sensación, , pero no invita a la reflexión, porque queda ahí, porque ella misma dice todo, pero al mismo tiempo no hace deducciones, no hace inferencias, no asocia, no crece.

Una de las consecuencias que ya estamos viendo en la sociedad es la reducción, el empobrecimiento del lenguaje. El aislamiento de ideas. Las imágenes se superponen sin un sentido, sin una secuencia lógica.

En cambio la palabra es la que representa la capacidad simbólica del individuo , lo que comprende todas las formas de la cultura.. A partir del lenguaje somos capaces de pensar sobre lo que decimos y sobre nosotros mismos.

Las civilizaciones se desarrollaron por la escritura y es el tránsito de la comunicación oral a la escrita lo que hace evolucionar una civilización. Los medios de comunicación , libros , diarios, radio han fortalecido este sistema, mientras que la televisión lo ha modificado.

Por un lado ha democratizado la información. Llega a más cantidad de personas , y para hacerlo en lugar de elevar su contenido , empareja para abajo. Por otro lado la información es parcial, intrascendente, manipulada . Solemos creer que las imágenes no mienten , y eso es un error. Las imágenes descontextuadas son mentirosas. Todo lo que pasa por tele está editado. Por otra parte solo se muestra aquello de lo que se tiene imagen. Por lo tanto se crean noticias , o se las sobredimensiona, si éstas tienen imágenes atractivas. Además , tal como decíamos antes la imagen habla por sí sola y no invita a la reflexión, es concreta, la gente pierde su sentido crítico.

Quizás esto explique la gran paradoja de nuestro tiempo. Jóvenes inteligentes, brillantes, con funciones cognitivas muy desarrolladas, pero sin espíritu crítico, sin cultura, con menor capacidad simbólica.