Saltar al contenido

LA BRONCA

A las personas que se enojan mucho las llaman histéricas, si son demasiado complacientes se dice que no tienen carácter, y entonces cabe preguntarse ¿es saludable enojarse, o hay que aprender a contenerse?
La bronca es una emoción y como tal tiene un sentido y función. Nos enojamos cuando vemos frustrado nuestro objetivo, y mediante la bronca obtenemos la fuerza necesaria para luchar por la meta.
El enojo es una emoción fuerte que puede estimular a una acción agresiva. Es una reacción fisiológica y psicológica al dolor, el sufrimiento, la amenaza o el peligro. La amenaza puede ser real o imaginaria. El enojo tiene lugar cuando algo no satisface nuestras necesidades, creencias o deseos.
Cuando nos enojamos el organismo se prepara para un cambio: aumenta la presión arterial, se aceleran los latidos cardíacos, se produce una gran cantidad de adrenalina, se dilatan las pupilas y se movilizan otras funciones físicas.

Los enojos que no se detienen a tiempo pueden convertirse en enojos crónicos o intensos. El enojo crónico ha sido vinculado a enfermedades cardiacas, cáncer, embolias así como depresión, automutilación y abuso de sustancias.

Si pensamos en el hombre primitivo para el cual la comida era su principal objetivo ya que de ella dependía su vida, si alguien interfería su objetivo, seguramente se enojaba y su cuerpo alterado fisiológicamente por la emoción adquiría mayor fuerza física, la necesaria para vencer a su oponente. Hoy no se requiere fuerza física para lograr lo que deseamos. El mundo ha cambiado, pero la bronca existe igual, y produce las mismas modificaciones que entonces. Si uno las guarda, probablemente se enferme, o se resienta, El profesor Harburg de la universidad de Michingan dice : “En una persona que se siente atacada injustamente se dispara un sentimiento automático de ira. Si la suprime, la ira se internaliza y comienza un proceso rumiante de repetición mental de las imágenes de la pelea, que finalmente se convierte en resentimiento. Si esta conducta persiste, desequilibra todo el funcionamiento corporal” , y si la expresa mal, puede tener problemas de relación. Como en todas las cosas de la vida es necesario tener un equilibrio, pero sobretodo aprender a dirigirla.

¿Qué significa dirigir la bronca bien?
En primer lugar que se dirija asertivamente hacia aquel que la provocó, si se descarga con otra persona, no solo resentirá una relación, sino que no será operativa, es decir no podrá corregir lo que motivó ese estado. Los melancólicos suelen volcarla hacia ellos mismos, produciéndose una depresión. Este es un dato importante porque cuando estamos frente a un trastorno del estado de ánimo es bueno preguntarse  qué y quién le está provocando bronca.

Así como no sirve contener el enojo, tampoco es útil convertirlo en una persecución vengativa, no solo porque empeoraría nuestras relaciones, sino que se pierde el objetivo. Quien persigue a su oponente, desplaza su foco de atención hacia él y pierde de vista el objetivo primordial, con lo cual la frustración continúa.

Hace bien preguntarse cada tanto qué cosas lo enojan a uno, hacer una lista para ordenar el pensamiento, es probable que uno encuentre respuestas que lo sorprenden, y si nos preguntamos por qué nos enojan esas cosas nos sorprenderemos aún más. Este es un ejercicio útil para conocerse y quizás comenzar a utilizar la bronca en nuestro beneficio. Si ella es una alarma que nos avisa cuando algo nos frustra, o cuando no obtenemos el resultado esperado, podremos reflexionar sobre nuestras posibilidades de corregir los resultados , o quizás resignarnos a ellos. Cuando hablo de resignación estoy hablando de vover a poner el signno a las cosas , no dar más por el pito que lo que el pito vale.

Una encuesta publicada el 25 de marzo pasado en BBCmundo.com revela que el 64% de los encuestados piensan que la gente en general está cada vez más enojada. ¿será que cada vez nos sentimos más frustrados? Y si esto fuera así, ¿con qué tiene que ver?  ¿Con que las cosas son más difíciles, o generamos más expectativas?
Estamos en un mundo donde nos venden la idea de que todo es posible, que basta con desear algo con fuerza para conseguirlo, y luego no resulta así. La gente de antes se conformaba porque no creía tener más opciones, hoy, las opciones parecen multiplicarse, aunque no toas sean reales. Esto a la postre produce un sentimiento de frustración muy intenso.

Cada persona manifiesta su enojo como puede. Están quienes enfrentan el enojo, quienes le huyen por temor o falta de recursos; están quienes callan, quienes gritan, quienes pegan, quienes matan, quienes se escudan tras la excusa de un cambio hormonal, quienes se calman con tomar un poco de aire o hacer actividad física.
El tema es reconocer la causa y hacerle frente. Los enojos que no se detienen a tiempo pueden convertir a una sociedad en un sistema enfermo, violento.
Tiempos violentos y tiempos mejores

El enojo puede tener efectos muy negativos en las relaciones personales. Si hoy resulta difícil establecer y sostener vínculos, quién va a tener ganas de intentarlo con un malhumorado agresivo.
¿Qué hacer cuándo hay motivos para estar enojado?. Por lo pronto, insisto, tomar conciencia del enojo y entender que el tema reviste gravedad.
Alguien se puso a pensar la cantidad de chicos enojados que andan deprimidos, obesos o pateando maestros por ahí. No está mal que un chico se muestre enojado. Algunos especialistas creen que no debemos suprimir su enojo porque de lo contrario estamos suprimiendo su imaginación y creatividad, aunque, por supuesto, debemos poner algunos límites.

La Comisión de Ohio que trabaja en la resolución de conflictos familiares, aconseja, entre otras cosas:
• Deje que su niño/a sepa que los sentimientos de enojo son normales.
• Nunca le pegue a su niño/a cuando usted está enojado/a. Esto les duele y les da miedo. Esto también les enseña que la violencia puede ser usada para resolver problemas.
• Deje que su niño/a vea cómo usted como adulto controla su enojo. Dígale, «yo estoy enojado/a ahora. Tengo que calmarme antes de hablar contigo sobre eso.»
Cuántos padres viven enojados por el dinero que falta, las horas que no alcanzan, las oportunidades que nunca llegan y las políticas de gobierno que mueren en discursos prepotentes y enojosos.
Del enojo a la agresión, hay solo un paso. La violencia es enojo. Los tiempos violentos que vivimos son por culpa de los enojos desatendidos. Cuidado con quién enseña o provoca situaciones enojosas.

Los expertos afirman que debemos reconocer que el enojo está dañando nuestra vida, buscar ayudar y poder recibirla.
La Fundación de Salud Mental afirma que el enojo sólo se trata con especialistas recién cuando la persona ha cometido un delito agresivo.
Según la organización es necesario llevar a cabo más investigación sobre las causas del enojo y mejores tratamientos de intervención temprana en casos problemáticos.
No hay, al menos por el momento, «clínicas para el enojo”. Existen sí métodos utilizados en los servicios de salud mental, como las terapias «habladas», que también pueden ayudar a la gente a manejar su malhumor.
Sin embargo, expertos de la salud afirman que rara vez se ofrece ayuda a la gente cuando sólo sufre enojo, ya que éste no es un trastorno mental. Pero el enojo también podría ser un síntoma de depresión o ansiedad y éstos sí son trastornos que pueden ser tratados con especialistas.
Hoy hicimos algo para que nuestro enojo no se convierta en trastorno. Le dedicamos un tiempo a los enojos más allá de los enojos.
No creo que la solución sea sólo contar hasta 100 o tomar aire y largarlo a cuentagotas. Eso nos ayudará a ser un poco más tolerantes pero, sin ánimo nunca de dar consejos, la idea sería:

• Aceptar que hay cosas que nos enojan;
• Identificar y aceptar eso que nos enoja;
• Trabajar con ese enojo que sentimos;
• Atreverse a “decir” que estamos enojados;
• Resolver lo que nos enoja cuando estemos menos enojados;
• No convertir el enojo en violencia;
• Aprender a pedir perdón y a perdonar cuando el enojo fue exagerado o sin sentido;
• No sentir culpa por el derecho que tenemos a estar enojados;

RECOMIENDO : www.sentirloquepasa.blogspot.com