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LA ABUNDANCIA

Nuestra manera de manejarnos en la vida está determinada por la representación que nos hacemos de ella. No reaccionamos a la realidad, sino al mapa que trazamos de esa realidad.
Cuando cosificamos la vida, convertimos el tiempo en hojas de almanaque que se van perdiendo a medida que pasan los años, convertimos a las personas en posesiones a las que nos aferramos, cuentificamos las virtudes y los defectos, somos más que unos y menos que otros. Si vemos la realidad de esa manera, es lógico que nos angustiemos por las pérdidas y estemos atentos a las faltas. Pero si nos damos cuenta que somos energía en movimiento y que lo que nos rodea también lo es, entonces la vida se transforma en un flujo continuo que no se acaba nunca.
Los Vedas, hace más de 10.000 años, ya sabían que en el mundo todo era Purusha (conciencia- espíritu)) y Prakriti (energía – materia) . No habían leído a Einstein sin embargo tenían claro que la materia no era más que energía en distintos grados de densidad.
El presente está tan lleno como una botella de gas. Sabemos que éste se distribuye por el espacio que tiene disponible. Si el espacio es grande estará más distendido, si es chico se comprimirá. No hay vacío, lo que no significa que toda esa energía sea la esperable. La vida está llena de cosas buenas y malas. Ya decía Amado Nervo : “…Que si extraje la hiel o la miel de las cosas/ Fue porque en ellas puse hiel, o mieles sabrosas./Cuando planté rosales coseché siempre rosas, /Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno, /Mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno. /Hallé sin duda largas las noches de mis penas, /Mas tu no prometiste tan solo noches buenas…”
Heráclito, que centró su filosofía en el movimiento y la complementariedad de los opuestos decía: “El Dios es día y noche , invierno – verano, guerra – paz, hambre y saciedad cambia como el fuego que cuando se mezcla con perfume es nombrado conforme al gusto de cada uno”
Cuando tenemos conciencia de que esa energía está en permanente movimiento y la quietud e igualdad es sólo una ilusión, igual que la que tenemos al creer que la tierra sobre la que estamos permanece quieta, recién entonces, nos conectamos de verdad. Sin poner piloto automático, viendo lo que tenemos enfrente y dándonos cuenta de que ello es sólo un disparador para desplegar nuestro propio ser que también es energía. El otro nos frustra porque tenemos una expectativa previa de cómo debería ser. La abundancia o la carencia, está en nuestra manera de mirar las cosas. Esto no significa que no existan situaciones negativas, el hambre, la guerra, pero si somos capaces de verlo con obstáculos que nos muestran el camino que no debemos seguir, lograremos aprender de la situación.
Es fundamental estar plenamente atentos al cambio para poder soltar y seguir conectándonos con lo nuevo. Que no es un cambio de figurita, sino un cambio de actitud. Esta manera desapegada de relacionarnos está muy lejos de la indiferencia, por el contrario nos compromete con las situaciones y los otros. Justamente porque no son cosas, sino energía y para conectarnos a ellos hay que estar plenamente atentos al presente y a los cambios que se van produciendo. Tal como hacemos cuando viajamos a un lugar desconocido. Estamos atentos para no perdernos nada.
Los vínculos son atención, conciencia aplicada al otro. Cuando lo veo, soy consciente de lo que necesita y de lo que provoco en él, entonces esa energía irá variando a medida que nos vamos modificando. La única forma de no cristalizar una relación es poner plena atención en ella. Quien se aferra, termina destruyendo el vínculo y a veces al otro.

Explicación sobre el libro:
Nos invita a observar lo que el otro dispara en nosotros. Impotencia, frustración, bronca, miedo, sometimiento… A través de estas emociones nos internamos en los pensamientos, por lo general disfuncionales, que los generan. Trabajar con nuestras propias creencias y ser conscientes de los efectos de nuestra conducta para sostener la interrelación.
La autora, médica psiquiatra, y comunicadora en diferentes medios nos da herramientas y ejercicios para mejorar nuestros vínculos familiares, de pareja o amistosos.