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Influencia De Las Creencias En Nuestras Interacciones

CREENCIAS

Somos hombres porque poseemos lenguaje, es lo que estructura nuestra cultura y también nuestra psique.

Cuando una madre nombra las necesidades o estados de ánimo del niño lo está sumergiendo en un mundo de significados. Con palabras le devuelve la imagen que tiene de él y le ayuda a construir su identidad: Eres travieso, bueno, caprichoso, mal educado, rebelde, insoportable.

Si las madres tuvieran claro el peso de sus palabras en lugar de fijar los calificativos al ser, cambiarían la expresión por: te comportas de manera insoportable, caprichosa, …

No sólo damos nombre a cada cosa del mundo, e identidad a las personas que se miran en nuestros comentarios, sino que, a través del lenguaje trasmitimos nuestra manera de ver el mundo.

Algunos dirán que los valores o las creencias se trasmiten con el ejemplo, las conductas, y tienen razón, también es cierto que los discursos pueden ser mentirosos; cada día escuchamos con más frecuencia palabras vaciadas de sentido. Se habla para no decir nada.

Sin embargo hay otras palabras que sí trasmiten nuestra apreciación del mundo, y ni siquiera son conscientes.

Cuando decimos: -¡Cómo se te puede ocurrir eso! Las cosas son como yo te las digo.

Estamos trasmitiendo que hay una manera correcta y otra incorrecta, que el que no sigue la correcta es un tonto. Además de un pensamiento rígido, hay una lógica binaria, blanco – negro.

Escuchamos frases de este tipo desde nuestra más tierna infancia. Ellas crearon nuestro mundo o, para ser más precisos, nos mostraron una manera de interpretarlo. Después, las experiencias de la vida y nuestra capacidad reflexiva, nos permitirá confirmar o contradecir este modelo.

Lo importante es ser conscientes de cómo somos influidos por nuestra manera de expresarnos, al punto que estas distorsiones del lenguaje terminan construyendo un mapa de la realidad que, a veces, es muy disfuncional.

Las creencias, construidas a partir de generalizaciones de nuestras propias experiencias o de las de nuestros seres cercanos, son verdaderos filtros perceptivos que dan forma a nuestro mapa de la realidad. Estos filtros permitirán pasar a la conciencia sólo las experiencias que la confirman. Basta observar cómo los xenofóbicos sólo registran aquellas situaciones que les confirman su pensamiento y valoración, porque es fundamental aclarar que las creencias están estrechamente ligadas al sistema de valores.

Por lo general las creencias que tienen que ver con la identidad, soy torpe, malo, inteligente, brillante, se mantienen, así como otras relativas a las capacidades; No soy bueno con las manos. También pueden quedar aquellas relacionadas con la manera de apreciar o conectarse con el mundo en general: Si no lo veo no lo creo.

Entonces, aunque ese hijo educado en el esfuerzo y en la actualidad valore el disfrutar la vida, sigue relacionándose desde sus capacidades aprendidas en la infancia, o permanece incapaz de captar cosas que no dependan solo de los sentidos.

Las creencias no están dentro del foco de la consciencia; hay que hacer un esfuerzo por concientizarlas, permanecen en las tinieblas, pero no están inactivas, cumplen esa función de filtros perceptivos.

Decíamos antes que uno suele prestar atención a aquellas cosas o situaciones que confirman la creencia; de ahí que sea tan importante detectarlas y saber detrás de qué pensamiento o conducta están.

Al ser generalizaciones todas pueden ser rebatidas ya que siempre se pueden seleccionar otro tipo de experiencias.

Cuando integremos cada uno de estos elementos: emoción, pensamiento disfuncional y creencia seremos capaces de modificar una conducta aprendida en el seno de la familia de origen y que en la actualidad nos trae problemas.

Un ejemplo nos aclarará cómo funciona este proceso.

Dante que creció en una familia muy cerrada donde el lema era: Los únicos confiables son las personas de la propia familia, fue generando un sentimiento de desconfianza que se alimentaba de experiencias que se lo confirmaban. Obviamente todo lo que contradecía esta creencia no era registrable o entraba dentro de las excepciones que siempre existen.

La emoción generada por la lectura suspicaz que hacía de la realidad era desconfianza, y su actitud frente a los otros de alerta. Ante la primera aparición de algo que juzgaba negativamente se ponía agresivo.

Para ir desencaminando el trayecto recorrido tuve que comenzar poniendo en duda la credibilidad de la creencia. Recuerdo que el primer desafío que le hice fue: -Pero en algún momento tus padres, tus abuelos fueron ajenos. No tenían vínculo familiar y sin embargo no se fallaron.
Desde allí fue un largo camino que hoy le permite relacionarse, no con mucha gente, pero tiene dos amigos y una pareja.