Gracias por compartir este momento, el más duro por el que una persona puede pasa y, así, reavivar la consciencia de muerte que es lo mismo que decir, ser consciente de la vida en su totalidad. Tu decisión dividió al mundo, si tenemos o no derecho a hacerlo. No pediste nacer como tampoco has pedido o decidido tener esta enfermedad. Sin duda esto es algo que no depende de nosotros, pero si depende de nosotros qué hacer durante este camino. Algunos creerán que somos juzgados por nuestras decisiones, otros que generamos karma para aprender, y otros que la vida no tiene otro sentido que vivirla. En última instancia el libre albedrío es fundamental para todas las posiciones. Particularmente pienso que según el sentido que le demos a nuestra vida viviremos la muerte. Algunos deciden transitarla conscientes hasta el final, por temor a un castigo o para poder conectarse con lo más profundo y encontrar el verdadero sentido que, habitualmente queda enmascarado por la cotidianidad. Sin embargo, ante el umbral de la muerte, no hay distracción, ella se vuelve lo más importante; la experiencia que tuviste en el Gran Cañón de alguna manera confirma esto. Supongo que el último tramo del camino es lo suficientemente intenso como para que no haya lugar para otras cosas. Hoy, la ciencia posibilita que no sea doloroso. Creo que es la oportunidad para decirles a los que estén pasando, en este momento, por circunstancias similares a las tuyas, y a todos los demás, que en algún momento pasaremos por eso, que se puede anular el dolor y llegar al final en condiciones dignas. Para los que conciben la vida como una serie de experiencias que en lo posible deberían ser agradables quizás esto sea un tiempo de más. Pero es bueno saber que otros encontraron el sentido justamente en ese tramo del camino.
