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DEPRESION

Hablamos de depresión cuando la persona deja de interesarse por las cosas que antes le atraían, siente que su vida no tiene sentido, las personas y las cosas le son indiferentes, se pierde la confianza en sí mismo, en el mundo y en el futuro.

El depresivo no cree que las cosas vayan a cambiar, por eso decimos que está desesperanzado. Puede haber tristeza o no, lo que define a esta patología es la pérdida de deseo, entusiasmo, confianza.

Muchas veces va acompañada de mal humor, irritación. Esto es importante porque cuando alguien hace ese cambio de carácter muy probablemente esté cursando una depresión.

Es fundamental reconocer estos síntomas y hacer una consulta diagnóstica. Una de las mayores trampas de la depresión, cuando no hay tristeza, es que las personas no la reconocen como tal. Sienten que es la vida la que perdió su sentido, y no ellos que están enfermos. No consultan porque no creen que nadie pueda devolverles nada. A menudo se engañan pensando que su apreciación es verdadera y que los demás no se dan cuenta porque todavía tienen un velo de engaño que ellos han perdido.

Asociada a su estado anímico hay cambios en el apetito, el sueño, dificultad para memorizar, concentrarse, y la eficacia.

La consulta psiquiátrica o psicológica puede salvarles la vida. Quizás parezca un poco exagerada, pero la vida de un depresivo ha perdido la razón de ser. Considero que es la enfermedad que más dolor psíquico causa. Se cobra la calidad de vida de la persona en cuestión.

Puede sobrevenir a partir de una pérdida real, o como consecuencia de varias frustraciones seguidas, o como resultado de algún trastorno de ansiedad. Los que tienen Ansiedad generalizada, que suelen anticipar sólo cosas malas, a la postre terminan deprimiéndose. Otro trastorno que puede acabar en depresión es el ataque de pánico y la fobia social.

Es importante destacar que si se trata a tiempo un trastorno de ansiedad se evita esta derivación. Es interesante destacar que en los trastornos de ansiedad se dan antidepresivos, no por su función contra la depresión sino por su función antiansiosa. En ambos tipos de patología lo que está alterado es el flujo de la serotonina.

Familiares y amigos: Ocupan una función importante pero si saben tratarlos. Cuando éstos insisten en mostrarles que la vida es maravillosa, que debería sentirse bien porque no les falta nada, el depresivo se siente mucho peor porque piensa «si esto que tengo es todo y aún así no me siento bien, no tengo remedio».

En realidad les falta algo y muy importante, el sentido de la vida y el deseo, así que no es que lo tienen todo. Al depresivo le falta lo más importante que es la condición para disfrutar.

Obligarlos a salir o convencerlos de que deben sentirse mejor sólo aumenta su rechazo a estar acompañados porque lo sienten como una exigencia.

La primera recomendación es validarles lo que sienten. Están mal porque están deprimidos y esa es la peor de todas las enfermedades. Justificar lo que sienten por ese desequilibrio en los neurotrasmisores les da un motivo para que consulten.

El tratamiento es medicamentoso y psicológico. La terapia más rápida es la cognitivo conductual, que es una terapia que trata el presente, es decir el aquí y ahora. A la medicación no hay que tenerle miedo. Muchos piensan que estarán dopados, diferentes. Nada de eso. La medicación actual restituye el flujo normal de la serotonina. el inconveniente es que tarda casi dos meses en actuar.