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CONFLICTOS POR LOS HIJOS

CONFLICTOS POR LOS HIJOS
Los hijos son uno de los principales motivos de conflictos de la pareja. Hay que tener en cuenta que los padres provienen de hogares distintos, con valores y costumbres también distintas, por lo que a menudo los puntos de vistas respecto a sus hijos varían, sobretodo cuando son pequeños, y no se han acordado las bases de la educación.

Ejemplo
•  Yo quiero que mi hija vaya a la misma escuela que fui yo y que tenga formación espiritual. Me parece importante no dejar afuera ese aspecto.
•  En este punto no hago concesiones. Para mí es importante que la escuela sea laica, y si ella pretende darle formación religiosa, que lo haga de manera independiente. Hasta ahora traté de no interferir en ninguna de las decisiones que ella tomó en materia de educación, pero este punto es muy importante para mí.

Debido a la historia personal de cada uno, el tema con la religión era importante y opuesto para ambos. Por lo que era el primer enfrentamiento serio que se presentaba en su vida de pareja. Si embargo como no había otras situaciones asociadas, bastaba con que aprendieran a negociar para solucionar el conflicto.

Pero muchas veces estos desacuerdos esconden conflictivas más profundas. Es que, durante el crecimiento, se atraviesan por situaciones complejas que ponen a prueba a todos los integrantes de la familia.

Cuando los hijos llegan a la adolescencia hay una re actualización de la situación edípica, pero esta vez como un conflicto de poder. El hijo disputará al progenitor del mismo sexo, su lugar de poder. Y si las cosas funcionan bien, deberá perder la competencia (el progenitor mantiene su lugar dentro del ámbito familiar ) y de esa forma el hijo es catapultado hacia el afuera, donde tratará de crear su propio espacio. Si esto no sucediera, hay tragedia, tal como nos advierte el mito. (VER EDIPO, en Mujeres que Excluyen al marido). Porque cuando el hijo detenta demasiado poder dentro del ámbito familiar, queda atrapado en el hogar y pierde su oportunidad de hacerse un lugar en el mundo.

Ejemplo
•  Ella me contesta de esa forma, porque él la sostiene, de otra manera no se atrevería a decir las cosa que dice.

•  Jamás dije nada.

•  ¿Te creés que ella es tonta? El que calla otorga. Jamás saliste a defenderme.

En tanto esta hija ganaba la conflictiva hogareña, no avanzaba en los lugares donde debía hacer su propio espacio. Salía poco ( a raíz de las peleas estaba habitualmente castigada), y debido a su escasa vida social, aún no había comenzado a noviar, tal como hubiera correspondido por su edad.

Estos ejemplos son más comunes de lo que parece, porque se ponen en juego sentimientos muy profundos de cada uno de los integrantes del triángulo. Los griegos, expertos en el alma humana sabían muy bien de esto, por eso han hecho mitos desde cada una de estas perspectivas, la del padre (Urano, Saturno- Rea) y la del hijo (Edipo) .

Urano creador del Universo fue derrocado por su hijo Saturno quien, por temor a sufrir igual destino que su padre, devoró a sus hijos hasta que, Rea, su mujer decidió intervenir. Fue entonces que ella lo engañó, dándole una piedra en lugar del recién nacido Júpiter y de esta forma lo puso a salvo. El niño al crecer se unió a los Titanes y derrocó a su padre.

Si tomamos literalmente la historia, quizás nos horroricemos por esa lucha brutal y encarnizada que lleva a enfrentar figuras que deberían amarse. Pero como ya expliqué anteriormente , los mitos hablan de procesos internos, y lo que esto representa es, nada más y nada menos que el conflicto interno por el que pasa el padre, (Saturno) que se resiste a ser desplazado por el hijo. Luchará hasta el final, tratará de implementar todos los recursos con tal de no perder el lugar. La vida nos llena de ejemplos de padres que fagocitan amorosamente a sus hijos con tal de no perder vigencia

Ejemplo
•  Yo creo que él con su sobreprotección lo está anulando.

•  No es así.¿qué más quiero yo en el mundo que mi hijo madure? Pero para que uno se arriesgue a soltarlo él debería dar muestras de una solvencia que aún no tiene.

Pero no hay alternativa. Es imposible eternizarse en un lugar, sin atentar contra la vida misma. El hijo deberá atreverse a desplazar al padre, que en términos míticos es lo mismo que matarlo, para ocupar socialmente el lugar de adulto responsable y autónomo. Esta dinámica es parecida a la edípica pero a su vez diferente. Decíamos que en el Edipo el hijo debería perder para ganar. Perdía en el ámbito familiar, para ganar un espacio afuera. Ahora estamos hablando de cómo ese hijo, salido del ámbito familiar, deberá matar al padre interno (admitir que pude arreglárselas solo, renunciar a su protección, declararlo prescindible) para poder erigirse como adulto autónomo. Este proceso no es nada fácil para ninguno de los implicados, ya que se juegan sentimientos de dolor, culpa y temor. Porque más allá de las declaraciones conscientes de los padres » yo quiero que mi hijo crezca,» «Ojalá que me supere» que por cierto están dichos desde la más absoluta sinceridad, está la resistencia a dejar el lugar. Y es lógico que así sea, porque cada uno será fiel a sí mismo. El padre tratando de no perder vigencia, y el hijo para acceder a la adultez.

Si a esta dramática por demás difícil le agregamos los resentimientos que pueda haber dentro de la pareja o las dificultades en algunas de las capacidades que permiten llevar adelante la relación, entonces comprendemos lo difícil que pueden llegar a ser los vínculos familiares.

Cuando hay diferentes puntos de vista

•  Yo fui criada muy diferente que él. En casa éramos más libres. Por eso no coincido con los límites que le pone a nuestra hija.

•  Es cierto que venimos de familias diferentes. Creo que fue eso lo que nos atrajo, admito que en muchas cosas me encanta como es ella. Pero pienso que hay que ser un poco más estricto respecto a los límites. Después de todo a vos tampoco te dejaban veranear conmigo cuando éramos novios.

•  Era otra época.

•  No me digas que ahora todos los padres permiten eso, porque no es así. Además no me gustan los resultados de esta nueva manera de pensar.

Lo transcripto es parte de una sesión de pareja. Lo que sigue fue a continuación de lo anterior, respondiendo a la consigna de defender la postura tomada.

•  A mí me parece que es importante que se críe libre. Que no tenga tabúes de ninguna índole.

•  Para mí es importante que sepa que no puede tener todo ya. Que hay cosas que se van ganando con la madurez y las responsabilidades.

Les pedí que reviera cada uno hasta qué punto la decisión de ir o no a veranear con el novio atentaba contra eso que deseaban trasmitirle a su hija.

Al cabo de un rato la madre respondió que no necesariamente una cosa tenía que ver con la otra. El padre, en cambio insistió en que para él ese era un límite.

•  Creo que ir de veraneo con su novio es algo que va a poder hacer cuando sea más grande. Justamente cuando madure. Hoy es todavía una adolescente y no creo que esté en condiciones. Después de todo no sé cuánto le durará este novio. Una experiencia de este tipo no crreo que deba hacerse con una relación pasajera.

Discutieron sobre lo que significaba para cada uno el término tabú. Según el diccionario (prohibición religiosa utilizada en la Polinesia) y llegaron a la conclusión que el tabú era una prohibición con un contenido mágico o sin explicación, mientras que, lo que él trataba de poner era una regla.

Les sugerí que viesen con qué reglas y de qué modo se podían asegurar los valores de cada uno. Al fin decidieron que:

•  Su hija podía tener sexo con su novio, pero no en la casa de los padres.

•  No saldría de vacaciones con el novio porque el padre consideraba que aún no estaba madura para hacerlo. Se decidió explicitarle a la chica la disparidad de criterios, y dejarle asentado que la madre apoyaba a su marido no porque compartiera la idea, sino porque admitía su derecho a sentirse tranquilo y seguro.

Cuando los padres utilizan a sus hijos para sus revanchas

Cada vez que un hijo se rebela y desafía a uno de sus progenitores, nosotros, los terapeutas, decimos que seguramente está subido a los hombros del otro.

Sólo de esta manera un joven puede llegar a tener la fuerza suficiente como para ganarle a sus padres. No olvidemos que por más alto que sea físicamente, aún depende de sus padres tanto afectiva como económicamente .

Esta actitud de apoyo al menor, a menudo está disimulada o es solapada. Por eso, hay que investigar, cada vez que uno de los progenitores se mantiene al margen o toma una actitud neutra.

•  Siempre que le pongo un límite él me desautoriza.

•  Es que ella es tan exagerada con todo. Es maniática con la limpieza, a mí me tiene loco.

•  O sea que usted hace causa común con su hija.

•  No, pero la entiendo.

•  ¿Y usted qué hace cuando su esposa lo molesta con el orden?

•  Nada, la comprendo, es lo suyo y le gusta que está bien. Pero tampoco justifica que ese tema termine en una batalla campal.

•  No terminaría en batalla si vos me apoyases. Bastaría con que dijeras hacele caso a tu madre, mirá con qué poco me conformo.

•  ¿Y él qué dice?

•  Dejala después lo va a hacer. Todos los chicos son desprolijos, o cosas por el estilo.

•  Yo trato de calamar los ánimos. Mi actitud es contemporizar, pero parece que es peor.

•  Supongamos que no quiere contemporizar, supongamos que los reclamos de su mujer son para usted, y también supongamos que usted se da permiso para decir lo que realmente quiere, sin temor a que se enoje, o se la devuelva ¿Qué le diría?

Le costó decirlo. Tuve que insistir mucho hasta que al fin el dijo

•  Me tenés las pelotas llenas, estoy harto de vos y tus quejas.

Lo insté para que continuara. Tenía la sensación que todavía quedaba más por decir.

•  Lo único que hacés es dedicarte a la casa, y creés que es lo más importante del mundo. Los quehaceres domésticos no duran para toda la vida, si querrías trabajar en algo que quede, te hubieras dedicado a pintar un cuadro o hacer un edificio. Pero lo único que sabés hacer es limpiar, y eso no dura.

La esposa lo escuchaba atónita. Cuando terminó parecía aliviado. Luego cuando le vio la cara a ella dijo:

•  Lo siento no quise herirte.

•  Pero lo hiciste. ¿Así que pensás eso?¿Creés que lo que yo hago no sirve para nada?

•  No, no te confundas. Pienso que lo que hacés es perecedero. Puede ser lo más importante del mundo, pero no dura toda la vida. Como la comida. Es fundamental para vivir, pero es un trabajo que se acaba.

De todos modos la situación no terminó ahí. Ella quedó resentida y durante las próximas sesiones debimos trabajar como su enojo o dolor inhibía a su esposo de decirle lo que realmente pensaba. Entonces se valía de su hija para descargarse.

Otros pacientes:

•  Cada vez que yo le pongo límites a mi hijo, ella me desautoriza.

•  No es verdad. Él pretende que yo le grite como él. Y no puedo. No es mi estilo. Yo soy una mujer pacífica.

•  Nadie te pide que le grites. Ni siquiera te pido que le digas tu padre tiene razón. Me basta con que hagas cumplir los castigos que le impongo.

•  AH! Si, como si fuera muy fácil. Él pone castigos y las que debo hacérselos cumplir soy yo. A mí no me hace caso.

•  ¿A qué tipo de castigos se refieren?

•  Por ejemplo el otro día yo lo dejé sin salir, porque había traído un boletín espantoso. Y cuando llegó a la noche, resulta que el joven había salido como si tal cosa.

•  Como si tal cosa, no. Pero yo no puedo prohibírselo. No entiende que no me hace caso.

•  ¡No mientas! Lo apañás. ¿Quién sino le da guita a escondidas?

•  No se la di, me la sacó de la cartera.

•  ¿Y vos en lugar de decírmelo, lo tapaste?

•  Es que no quería que hicieras más despelote. Ya bastante problemas tenemos.

•  ¿Usted cree que él tiene razón, o lo siente un poco exagerado?

•  Si, razón tiene ( el cuerpo y los gestos dicen otra cosa)

•  No parece muy convencida.

•  Es que su manera no me gusta. Tiene un estilo que yo no apruebo. Parece una pavada, pero para mí es importante.

•  ¿Usted aprueba el qué, pero no el cómo?

•  Exactamente.

•  Eso es una tontería.

•  ¿Te das cuenta? Siempre descalificando a los demás. Lo único que vale es tu punto de vista. Te creés el dueño de la verdad.

•  ¿Y a usted eso le da bronca?

•  Si claro que me da bronca.

•  ¿Y se lo dice?

•  A veces, con él no se puede hablar.

•  Entonces se siente identificada con su hijo.

•  (Piensa) – Puede ser.

•  Por qué no intenta decirle las cosas en que no está de acuerdo

•  Él las sabe, pero no me da bolilla.

•  No te vengas a hacer la víctima ahora. Vos boicoteás todo lo que yo hago, por eso me enfurezco.

•  Y parece que su furia hace que ella solo pueda defenderse de manera indirecta.

La siguiente reunión de pareja trabajamos sobre cómo plantear los problemas.

Quedó claro que él era intimidante, y ella se refugiaba en el rol de víctima. Aparentemente en su infancia aprendió a defenderse de su madre de esa forma. Estuvimos trabajando durante seis meses, al cabo de los cuales la relación entre ellos cambió. Si bien continuaban sin acordar en muchos puntos. Al menos aprendieron a ser francos y directos. A partir de ahí el hijo dejó de ser problema.